El primitivismo

El primitivismo y las vanguardias.

Mucho antes que artistas como Picasso empezaran hacia 1906-1907 a incorporar elementos «primitivos» en sus óleos, otros artistas del siglo XIX, entre ellos Paul Gauguin, habían acudido ya a las fuentes y sociedades «primitivas», identificando en éstas una cultura artística que seguía la misma dirección que los artistas modernos occidentales. Este concepto, que pertenece a Robert Goldwater (1938-1973), establece una base artística a los intereses de muchos de los artistas de las vanguardias del siglo XX o arte moderno. Según este punto de vista, Picasso, por ejemplo, contó con una tradición novedosa, anticipada en la obra de la generación de Gauguin. Esta relación se centra en los aspectos técnicos de las obras del artista e implica una continuidad de las afinidades formales, en una amplia variedad de fuentes, según cabe suponer «primitivas» o no occidentales. El cuadro Las Señoritas de Avignon es considerado una obra canónica del primitivismo moderno. Representa una ruptura radical, una amenaza a las conveniencias del arte burgués, a través de la deformación de los rostros y cuerpos representados, que recuerdan las máscaras africanas e ibéricas.

Las Señoritas de Avignon, detalle, 1907, Picasso,
Nueva York, Museum of Modern Art.

El Primitivismo no designa un movimiento o grupo de artistas sino más bien una noción que ha jugado un rol crucial en el desarrollo del arte del s. XX y del pensamiento moderno en general. Cabe recordar que, desde mediados del siglo XIX, el término ambiguo de «primitivismo» se utiliza también para describir las obras de arte italianas del siglo XIV (Los Primitivos italianos) y flamencas del siglo XV (Los Primitivos flamencos). A finales del siglo XX, el término primitivo ha sido calificado como eurocéntrico, ya que manifiesta una aproximación a una cultura extranjera desde Occidente. Al utilizar solamente la palabra primitivo, en vez de otra que se apoye en una articulación geográfica de la cultura en cuestión (africana, egipcia o polinésica), se ha afirmado que estamos definiendo esta cultura como «diferente» a la nuestra, es decir, primitiva, según nuestro propio concepto occidental de lo que es la civilización.

Arearea, Paul Gauguin, 1892
Arearea, 1892, Paul Gauguin, París, Musée d’Orsay.

A menudo se identifica a Paul Gauguin como el primer artista moderno qui hizo del mito del «salvaje» la piedra angular de su filosofía del arte y de la vida. A pesar de su posición vanguardista, Gauguin fue uno de los muchos artistas contemporáneos (algunos de ellos trabajando en contextos más tradicionales) que interpretó los temas «primitivos» u orientales como una opción de moda y comercial.

Zuecos y granito: Bretaña y Pont-Aven

El primitivismo de Gauguin, es decir, su tendencia a tratar de representar e idealizar una cultura supuestamente no civilizada, se puso claramente de manifiesto a mediados de la década de 1880 durante los años que estuvo viviendo y trabajando en Bretaña. El pueblo bretón de Pont-Aven donde vivía era un centro en el que residía una comunidad de artistas, muchos de ellos ingleses y norteamericanos – más tarde será conocido como la Escuela de Pont-Aven, buscando una cultura campesina retirada que se consideraba fuente de inspiración artística, para llevar a cabo una producción opuesta a la cultura urbana y civilizada de la metropolitana París: «Amo la Bretaña. En ella encuentro lo salvaje, lo primitivo» decía Gauguin en una carta a su mujer. Los artistas visitantes, que pertenecían generalmente a la clase urbana moderna, ayudaron a desarrollar o reconstruir con sus representaciones de los ritos y las costumbres locales, diferentes conceptos sobre el primitivismo y la religiosidad de la comunidad local – conceptos que eran ya evidentes en la literatura turística contemporánea.

La Pastora Bretona, 1886, Paul Gauguin
La Pastora Bretona, 1886, Paul Gauguin, Colección privada.

El cuadro Mujeres Bretonas en un Perdón de Dagnan-Bouveret, expuesto en el Salón de París de 1889, muestra un rito católico local. Un grupo de mujeres bretonas con los trajes regionales típicos, sentadas sobre la hierba, están rezando y pasando el tiempo entre la misa y las vísperas. Las interpretaciones sobre el «alma» de una raza – una especie de esencia «primitiva» aparecen en los escritos de los críticos y pueden ser analizadas para sostener la opinión que Gauguin tenía de una Bretaña «salvaje primitiva», simbolizada por el eco de «los zuecos sobre esta tierra de granito».

Mujeres Bretonas en un Perdón, 1887, Pascal Dagnan-Bouveret
Mujeres Bretonas en un Perdón, 1887, Pascal Dagnan-Bouveret,
Lisboa, Fundación Museo Caluste.

Un año después de que Dagnan-Bouveret expusiera su cuadro, otros dos cuadros con el mismo tema fueron realizados por Gauguin en Pont-Aven (La Vision después del sermón) y Émile Bernard que vivía también allí realizó El Perdón de Pont-Aven. El estilo decorativo esquemático de ambos cuadros ha generado una controversia enorme entre los historiadores del arte acerca de la relación entre Bernard et Gauguin y la cuestión de quién influyó a quién. Las explicaciones que dieron ambos en aquel momento, reflejan que ambos artistas estaban representando temas «primitivos».

El Perdón de Pont-Aven, 1888, Émile Bernard
El Perdón de Pont-Aven, 1888, Émile Bernard, Colección privada.

Gauguin y el primitivismo

Desde las exploraciones de la Polinesia llevadas a cabo en el siglo XVIII por Cook y el explorador francés Bougainville, muchos de los escritos sobre la « primitivo » y el « buen salvaje » se habían centrado en la isla de Tahití. La descripción que Bougainville hace de la isla como «La Nueva Citera», unía la idea de lo primitivo con el mito de lo antiguo, reconociendo en Tahití a la isla armoniosa y pacífica de la mitología griega, de cuyo mar nacería la diosa Venus. Por lo tanto se apropió de un mito clásico para validar de alguna forma el carácter «primitivo» recién descubierto, y como una alternativa crítica a la sociedad civilizada occidental. Gauguin, acerca del atractivo de Tahití, refleja la noción de «tierra fértil»: «Pronto voy a irme a Tahití, a una pequeña isla de Oceanía (…) Allí por lo menos, bajo un eterno cielo de verano, en una maravillosa tierra fértil, el tahitiano solo tiene que levantar sus manos para conseguir su alimento, y además nunca trabaja. Mientras en Europa, hombres y mujeres sobreviven trabajando intensamente (…); los tahitianos, por el contrario, son los habitantes felices del desconocido paraíso de Oceanía, y solo conocen la dulzura de la vida». Gauguin utilizará el concepto de «tierra fértil» como una metáfora del contexto artístico que busca, aquel en el que pudiera reabastecer su creatividad: «solo quiero crear un arte sencillo. Para ello necesito empaparme de una naturaleza virgen, no ver nada más que salvajes».

I Raro Te Oviri (Bajo el Pandanus), 1891, Paul Gauguin
I Raro Te Oviri (Bajo el Pandanus), 1891, Paul Gauguin, Museo de Arte de Dallas.

Los cuadros de Gauguin parecen reforzar el concepto romántico de un paraíso tropical exuberante: la vegetación tropical coloreada intensamente, cuencos llenos de frutas y mujeres semidesnudas. Por lo tanto, el significado de primitivismo tahitiano de Paul Gauguin y sus asociación con el concepto de lo decorativo y lo exótico no fueron comprendidos por sus contemporáneos. Muchos de los lienzos tahitianos realizados a partir de la década de 1890, como la Arana Maria, eran desconcertantes. Además, en cuadros como El Espíritu vigilante de los Muertos o el que lleva el extraño título de Faa Iheihe, Gauguin combinaba imágenes religiosas complejas y símbolos con motivos decorativos y gestos rituales procedentes de una amplia gama de fuentes. Pero no solo se rebatió el significado de «primitivo» de estas obras, sino que también se cuestionó su categoría «innovadora», aunque Gauguin recibiera el apoyo de muchos críticos simbolistas. En 1891, Camille Pissarro dio una explicación previsiblemente cínica sobre la obra de Gauguin: «Es un signo del tiempo en que vivimos (…) La burguesía, asustada y asombrada por las enormes reivindicaciones de las masas desheredadas, por sus demandas insistentes, siente que es necesario restituirles sus creencias supersticiosas. De aquí, la actividad de los simbolistas religiosos, los socialistas religiosos, el arte idealista, el ocultismo, el Budismo etc. etc. Gauguin ha percibido la tendencia». Pissarro está sugiriendo que Gauguin se ha apuntado a una corriente de moda y que no está realizando obras originales, sino cuadros que iban a gustar a una burguesía que estaba redescubriendo diferentes cultos religiosos o espirituales.

Faa Iheihe, 1898, Paul Gauguin
Faa Iheihe, 1898, Paul Gauguin, Londres, Tate Gallery.

El primitivismo de Matisse y los Fauves

La crítica artística de principios del siglo XX sirve como ejemplo para ilustrar la naturaleza problemática del término «primitivo» y sus significados variables, tanto en los intentos contemporáneos como en los que siguieron para definir el primitivismo de los artistas llamados «fauves». Los aspectos aparentemente ingenuos de obras de Matisse como La Mujer con sombrero o Ventana abierta en Collioure se interpretaron como una prueba de su carencia de aptitud artística. Por eso, Marcel Nicolle hizo en el Journal de Rouen de 1905 el célebre comentario de que estas obras «no tenían nada que ver con la pintura (…) la diversion bárbara e ingenua de un niño que juega con una caja de colores que acaban de darle como regalo de Navidad». Las conocidas como pinturas fauves, realizadas hacia 1905-1907, dieron lugar a un tipo de primitivismo más literal. Matisse, Vlaminck y Derain habían comenzado con anterioridad a coleccionar arte no occidental – Vlaminck afirmó en Dangerous Corner que fue el primero en descubrir el arte africano, al comprar tres estatuas en una taberna de Argenteuil en 1905.

La Danza, 1906, André Derain
La Danza, 1906, André Derain, Colección particular.

Los historiadores han discutido interminablemente sobre que artista o grupo de artistas fue el primero en «descubrir» el arte africano de los museos etnográficos. A menudo, se ha afirmado que la insistencia – cada vez mayor – que aparece en la obra de Matisse y Picasso hacia 1906 – sobre el modelado – la insinuación de efectos escultóricos a través de planos facetas fue una de las consecuencias de este nuevo interés. Además, las formas estilizadas y deformadas del arte africano podían sugerir también una formas estéticas en el tratamiento de las superficies, gracias a que los diferentes estilos de las diversas regiones de África ofrecían una gran variedad de modelos formales.

El joven marinero, 1906, Henri Matisse
El joven marinero, 1906, Henri Matisse,
Nueva York, Metropolitan Museum of Art.
Las Bañistas, 1907, André Derain
Las Bañistas, 1907, André Derain, Nueva York, The Museum of Modern Art.

Para los fauves, el atractivo de los objetos africanos y de Oceanía estaba enraizado con aquellos mismos intereses y suposiciones que habían sostenido el atractivo del grupo por la obra de Gauguin. Ellos dieron a conocer lo exótico o lo «primitivo», redefinido según un código artístico occidental vanguardista. Además, la ausencia de una iconografía o historia accesible de estos objetos, les daba la posibilidad de que fueran asimilados fácilmente por la cultura artística moderna.

Expresionismo y primitivismo

El término «Expresionismo» a menudo ha sido utilizado como una designación estilística que hace referencia o justifica implícitamente el tipo de distorsión y exageración de las formas que encontramos en la obra de cualquier artista de este período. El arte vanguardista de la Alemania prebélica fundamentó, a menudo, lo «primitivo» en la idea del arte (y por implicación del artista) como entidad «expresiva», que transmite directamente algunas expresiones «auténticas», no mediatizadas. Dos de los primeros cuadros del grupo El Puente (Die Brücke), Niño sentado de Erich Heckel y La cala de Ernst Ludwig Kirchner considerados como ejemplos de la primera pintura expresionista, se interpretaron como una evidencia clara de la implicación física y emocional del artista con el medio, como una rechazo a las formas sofisticadas de la competencia artística.

Niño sentado, 1906, Erick Heckel
Niño sentado (Sitzendes Kind), 1906, Erick Heckel,
Berlín, Museo Brücke.
La cala, c. 1914, Ernst Ludwig Kirchner
La cala, c. 1914, Ernst Ludwig Kirchner, Madrid, Museo Thyssen Bornemisza.

El uso de colores intensos, a menudo no naturales en los desnudos, contribuye a crear una sensación de deformación e incomodidad en la mayoría de los cuadros expresionistas del grupo El Puente. Técnicamente, se podría interpretar como un rechazo a los convencionalismos y las competencias relacionadas con dos corrientes de la pintura alemana contemporánea: la escuela de los pintores naturalistas influida por Gustave Courbet y la escuela de los supuestos impresionistas alemanes (Lieberman, Corinth y Slevogt). El primitivismo y el relativo radicalismo técnico de las obras de El Puente recurre a otra fuente: los objetos y estilos «primitivos» y exóticos. Los objetos de África y Oceanía, que podían verse en el Museo Etnográfico de Dresde, como las vigas talladas y pintadas de las casas de las Islas Palau, una colonia alemana en las islas del Sur, influyeron en los motivos decorativos de las cortinas y del fondo de Bañistas en una habitación y Niña de pie de Kirchner. Los espectadores contemporáneos reconocían estas referencias, aunque vagas y no especificas, como una indicación de las cualidades «modernas» de estos cuadros, de la relación explicita de la obra de Kirchner con los objetos considerados como producto de lo «no civilizado» y que, por lo tanto, reflejaban una expresión más «auténtica».

Bañistas en una habitación, 1909-1910, Ernst Ludwig Kirchner
Bañistas en una habitación, 1909-1910, Ernst Ludwig Kirchner,
Saarbrücken, Saarlandmuseum.

Las interpretaciones de la imaginería de los bañistas, que se reportan en la obra gráfica y en los cuadros anteriores a la guerra del grupo El Puente, parecen reforzar la oposición naturaleza-cultura, fundamental para la teoría expresionista contemporánea, como la combinación intencionada de Kirchner de lo sofisticado y lo urbano en las imágenes tribales y primitivas, del desnudo femenino y masculino. El uso de las deformaciones técnicas, la confusión espacial y el aprovechamiento de los convencionalismos en la representación del desnudo, contribuyen a crear una ambivalencia pictórica, concentrando nuestra atención tanto en las cuestiones de representación pictórica, así como sobre las relaciones modernas de un tema supuestamente «primitivo».

Niña de pie, 1911, Ernst Ludwig Kirchner
Niña de pie, detalle, 1911, Ernst Ludwig Kirchner,
Frankfurt am Main, Städel Museum.

En este contexto, el arte naif, a veces denominado arte popular o arte marginal, también se convirtió en una fuente importante para los artistas. Al igual que los artistas primitivistas, creaban imágenes al margen de las tradiciones europeas dominantes. Henri Rousseau fue el artista naif más famoso de su época. A menudo se ha hecho referencia a los artistas naif como «primitivos modernos», subrayando la base intelectual de la idea que nos hacemos de esta forma de arte.

Bibiliografía

Robert Goldwater. Le Primitivisme dans l’Art moderne. Presses Universitaires. 1988
Charles Harrison. Primitivismo, Cubismo y Abstracción. Akal, 1998.
Estela Ocampo. Primitivismo en Europa y América. Documenta Universitaria, 2018
Colin Rhodes. Le Primitivisme et l’art moderne. Thames & Hudson, 1997