La guerra de Troya: la Ilíada

Mitos relacionados con la guerra de Troya

La guerra de Troya que vio a griegos y troyanos enfrentarse durante diez años tuvo lugar en el siglo XII a.C. y la causa fue el secuestro de Helena de Esparta por parte de Paris, un príncipe de Troya. Un ejército compuesto por todas las fuerzas de Grecia se embarcó para vengar la afrenta.

Utilizando la argucia del caballo de Troya pudieron finalmente apoderarse de la ciudad, ocasionando grandes infortunios a los vencedores y la venganza de los vencidos a través de la fundación por uno de los suyos, Eneas, de un reino a partir del cual emergería Roma. Atribuida a Homero, la Ilíada relata los eventos relacionados con el décimo y último año del brutal asedio. Es en La Eneida de Virgilio donde encontramos el relato de los episodios famosos como la introducción del caballo de madera, la muerte de Laocoonte, el sueño de Eneas y la destrucción de Troya. La Ilíada es el poema más antiguo escrito de la literatura occidental. Utiliza un léxico rico, sutil y magnífico, clara culminación de una búsqueda expresiva milenaria, prueba irrefutable de civilización.

Transporte a la ciudad del caballo de Troya, c. 1760, Giovanni Battista Tiepolo, Londres, National Gallery
Transporte a la ciudad del caballo de Troya, c. 1760, Giovanni Battista Tiepolo,
Londres, National Gallery

Citado brevemente por Homero en la Iliada, el tema del caballo de Troya es retomado por Virgilio en la Eneida y contado con todo lujo de detalles: después de largos años de guerra, Ulises pensando en conquistar la ciudad con artilugios, propone la construcción de un gigantesco caballo de madera y esconde en el interior a los guerreros más valerosos. Luego los griegos se alejan de la costa simulando haber desistido del asedio y atracan en una isla cercana. Los troyanos deciden llevar el caballo al interior de la ciudad, y debido a las imponentes dimensiones del gran simulacro de madera, que no puede pasar a través de las puertas, abaten parte de los muros. Troya será tomada a continuación.

Paris y la manzana de la discordia

Hijo de Hécuba y Príamo, rey de Troya y hermano de Héctor, a Paris se le recuerda sobre todo por el episodio del famoso juicio que ocasionó la guerra de Troya. La leyenda cuenta que, durante el banquete de bodas de Peleo y Tetis, la diosa de la discordia, ofendida por no haber sido invitada, arrojó sobre la mesa de los dioses una manzana de oro con esta leyenda: « Para la más bella ». Inmediatamente surgió una disputa entre Juno, Minerva y Venus, que se pelearon por el regalo. Para dirimir la disputa, Júpiter encargó a Mercurio que fuera al monte Ida y entregara la manzana a Paris, quien habría de elegir entre las rivales la más bella. Las diosas se presentaron ante Paris y trataron de corromperlo con el fin de obtener la manzana. Juno prometió al joven la soberanía sobre Asia entera, Minerva la sabiduría y la victoria en los combates y Venus el amor de Helena, la mujer más bella del mundo. Paris escogió a Venus y dio la manzana a la diosa del amor.

El juicio de París, c. 1638-39, Rubens
El juicio de Paris, c. 1638-39, Rubens, Madrid, Museo del Prado

Con su estilo inconfundible, Rubens representa a Venus, Juno y Minerva rivalizando en encanto y promesas con el fin de recibir de la mano de París la manzana reservada a las más bella.

El juicio de Paris, c. 1500, Girolamo di Benvenuto,
París, museo del Louvre

Helena, la más bella entre las mortales

Helena, hija de Júpiter y Leda, era famosa por su belleza, comparada por Homera a las diosas inmortales. La joven se casó con Menelao, rey de Esparta, y de su unión nació una hija, Hermione. Entretanto, Venus había prometido entregar Helena a Paris si este la elegía a ella frente a Juno y Minerva como la más hermosa, cosa que él hizo. Paris viajó a Esparta, donde fue recibido con todos los honores por Menelao. El príncipe troyano, aprovechándose de la temporal ausencia de Menelao, en viaje por la isla de Creta, raptó a Helena y se la llevó a Troya. Irritado por la afrenta sufrida, el rey de Esparta pidió ayuda a su hermano Agamenón, quien convocó a todos los príncipes griegos incitándoles a declarar la guerra a los troyanos. Aunque los pintores han representado con frecuencia el rapto de Helena, también han representado aunque más raramente, el momento en que Helena es llevada ante Príamo, padre de Paris, o las bodas entre el príncipe troyano y la princesa griega.

Rapto de Helena, 1700-1704, Sebastiano Ricci, Parma, Galleria Nazionale
Rapto de Helena, 1700-1704, Sebastiano Ricci, Parma, Galleria Nazionale

Paris lleva a Helena en brazos, quien, desesperada, intenta librarse. Los compañeros de Paris controlan que los griegos no se acerquen a las naves. La criatura mitad mujer mitad pez es una nereida, ninfa del mar.

Según algunas fuentes, después de la guerra, Helena volvió a su patria con Menelao. Antes de llegar a Esparta los esposos, como la mayoría de los héroes que habían tomado parte en la expedición contra Troya, vagaron por el Mediterráneo durante ocho años. El culto de Helena se celebraba sobre todo en Esparta, donde era venerada como protectora de los jóvenes esposos y de las adolescentes.

Paisaje con el rapto de Helena, 1535, Maerten van Heemskerck, Baltimore, Museo de Arte Walters
Paisaje con el rapto de Helena, 1535, Maerten van Heemskerck, Baltimore, Museo de Arte Walters
Paisaje con el rapto de Helena (Detalle), 1535, Maerten van Heemskerck, Baltimore, Museo de Arte Walters
Paisaje con el rapto de Helena, detalle, 1535, Maerten van Heemskerck,
Baltimore, Museo de Arte Walters

La interpretación que hace van Heemskerck de la narrativa homérica es influenciada por las diversas versiones de la historia y situa los eventos entre las maravillas y los logros heroicos del mundo antiguo. Este panorama luminoso es uno de los paisajes nórdicos más famosos del siglo XVI. En sus obras de temática mitológica, este pintor manierista manifiesta influencias de Pontormo y Parmigianino.

El rapto de Helena, 1631, Guido Reni
El rapto de Helena, 1631, Guido Reni, París, Museo del Louvre

La mujer más bella de la mitología griega, esposa de Menelao, rey de Esparta, provocó de forma involuntaria la guerra de Troya al ser raptada por el príncipe troyano Paris. Según Homero «en el corazón de Helena se creaba un dulce deseo de Menelao, su anterior marido, de su ciudad y de sus padres».

Aquiles, el héroe invencible

Héroe de la expedición griega contra Troya, hijo de la ninfa Tetis y el mortal Peleo, Aquiles es uno de los personajes centrales de la Ilíada. Después de su nacimiento, para hacer al hijo inmortal, Tetis le sumerge en el Estigio (según otros en el fuego, sujetándolo por el talón, la única parte del cuerpo que quedaría vulnerable). Después, cuando un oráculo predijo la muerte de Aquiles ante los muros de Troya, Tetis escondió al muchacho entre las hijas del rey Nicomedes, en Esciros, vestido de mujer. Sin embargo, Ulises desenmascaró a Aquiles con un astuto engaño y lo llevó consigo a Troya. Alcanzado el décimo año de guerra, y como consecuencia de una furiosa disputa con Agamenón, el héroe decidió retirarse del combate. La suerte de la guerra favoreció entonces a los troyanos, hasta que la muerte de su amigo Patroclo a manos de Héctor empujó a Aquiles a volver al combate y matar en duelo al príncipe troyano. Las numerosas versiones que cuentan la muerte de Aquiles concuerdan en que el héroe fue herido por un dardo en el talón, su única parte vulnerable.

La educación de Aquiles, c. 1862, Eugene Delacroix, Los Ángeles, J. Paul Getty Museum
La educación de Aquiles, c. 1862, Eugene Delacroix, Los Ángeles, J. Paul Getty Museum

El ser mitad hombre y mitad caballo es Quirón, el más sabio de los centauros, educador de héroes famosos, como Aquiles y Peleo. El niño que se entrena al tiro con arco es Aquiles que, a lomos del centauro aprende el arte de la caza.

Cuando Tetis supo que el destino de Aquiles era encontrar la muerte frente a Troya, hizo todo lo posible para apartarlo del arte de la guerra en general, y de esa guerra en particular. Pero su reputación de combatiente excepcional se había vuelto legendaria. Ulises lo condujo a Agamenón, rey de Micenas y comandante en jefe de la expedición griega contra los troyanos. Aunque no le debía lealtad a Agamenón, Aquiles ignoró el consejo de su madre y se embarcó con el orgulloso rey, llevándose consigo a su compañero Patroclo.

Aquiles recibe a los enviados de Agamenón, 1801, Jean-Auguste-Dominique Ingres, París, École nationale supérieure des beaux-arts
Aquiles recibe a los enviados de Agamenón, 1801, Jean-Auguste-Dominique Ingres, París, École Nationale Supérieure des Beaux-Arts
La muerte de Héctor y el triunfo de Aquiles, 1813, Antonio Calliano, Nápoles, Palacio de Caserta
La muerte de Héctor y el triunfo de Aquiles, 1813, Antonio Calliano, Nápoles, Palacio de Caserta

Aquiles, vencedor sobre su carro, cumple venganza por la muerte de Patroclo. El cuerpo de Héctor sera arrastrado por Aquiles alrededor de las murallas de la ciudad de Troya.

Héctor, el más valiente de los troyanos

Hijo del rey troyano Príamo y de Hécuba; hermano de Paris, Héctor, célebre héroe troyano, combate contra las guerreros griegos más valientes hasta la muerte de Patroclo, el inseparable compañero de Aquiles. El comandante griego, para vengar a su querido amigo, mata a su vez a Héctor en duelo. No satisfecho, Aquiles ata a su carro el cuerpo exánime del príncipe enemigo y lo arrastra en torno a las murallas de Troya, abandonándolo en el campo griego. Finalmente los dioses, apiadados de tanta violencia convencen a Aquiles para que devuelve el cadáver a Príamo, padre de Héctor. En el contexto iconográfico los artistas representan frecuentemente a Héctor en el episodio de la despedida de su mujer Andrómaca. Homero cuenta que el héroe, antes de partir para la batalla, se despide de la esposa y del hijo Astianax a la puerta de la ciudad, las famosas puertas Esceas. El pequeño, asustado ante el padre en armas, se refugia en los brazos de su nodriza. Luego, Héctor se quita el brillante yelmo emplumado y toma el hijo en brazos expresando el deseo de que un día llegue a ser más fuerte que él.

Héctor y Andrómaca, siglo XVIII, Luca Ferrari, Venecia, Palazzo Pisani Moretta
Héctor y Andrómaca, siglo XVIII, Luca Ferrari, Venecia, Palazzo Pisani Moretta

Andrómaca, la esposa de Héctor, que seguía la contienda desde los alto de las murallas, vio la lanza del griego traspasar el pecho del troyano. Mientras Héctor agonizaba, Apolo le acordó la última satisfacción, predecirle la muerte inminente de Aquiles.

El dolor de Andrómaca, 1783, Jacques-Louis David, París, Escuela de Bellas Artes
El dolor de Andrómaca, 1783, Jacques-Louis David,
París, Escuela de Bellas Artes

En esta pintura, el pintor neoclásico David representa a Héctor que yace exánime en el lecho. La cabeza del héroe está ceñida con una corona de laurel, símbolo de gloria. Andrómaca, esposa del héroe, vela desesperada el cadáver de su esposo. Las armas puestas en el suelo son las de Héctor. En primer plano, el famoso yelmo emplumado que suscitó temor al pequeño Astyanax.

La muerte de Príamo, 1785, Jean-Baptiste Renault, Amiens, Museo de Picardía
La muerte de Príamo, 1785, Jean-Baptiste Renault, Amiens, Museo de Picardía.
Príamo, padre de Paris y Héctor, es inmolado por Pirro, hijo de Aquiles.

Tetis, madre protectora

Madre de Aquiles, Tetis o Tétides, es tal vez la más famosa de las nereidas (ninfas del mar). Según una leyenda, Júpiter y Neptuno se enamoraron de la ninfa marina, pero un oráculo advirtió a los dioses que el hijo nacido de la unión sería más poderoso que el padre. De modo que a Tetis se la casó con un mortal, Peleo, rey de Ftía, en Tesalia. Al banquete de bodas fueron invitados todos los dioses salvo Éride, la diosa de la discordia, que, ofendida, se vengó arrojando sobre la mesa de los dioses la famosa manzana, origen de la guerra de Troya. La figura de Tetis aparece sobre todo en la Ilíada. La ninfa, que conoce por un oráculo que su hijo morirá combatiendo en Troya, trata de protegerlo. Después del enfrentamiento entre Aquiles y Agamenón, obtiene de Júpiter que los griegos tengan mala suerte en la guerra hasta que honren de nuevo a Aquiles. A continuación, cuando el héroe pierde las armas, que prestó a su amigo Patroclo, muerto a manos de Héctor, Tetis se dirige a la fragua de Vulcano y le ruega que forje nuevas armas para el hijo. Finalmente intenta disuadir a Aquiles de vengarse de Héctor, consciente de que el héroe morirá poco después.

El banquete de bodas de Tetis y Peleo, 1638, Abraham Bloemaert, La Haya, De Mauritshuis
El banquete de bodas de Tetis y Peleo, 1638, Abraham Bloemaert, La Haya, De Mauritshuis

El gorro alado es uno de los atributos de Mercurio. Éride arroja en la mesa del banquete la «manzana de la discordia». Júpiter, el rey de los dioses, lleva la corona. La divinidad con el yelmo es Minerva. La corona de espigas es uno de los atributos de Ceres. La corona de laurel es uno de los símbolos de Apolo.

Bodas de Tetis y Peleo, 1592-1593, Cornelis van Haarlem, Haarlem, Museo Frans Hals
Bodas de Tetis y Peleo, 1592-1593, Cornelis van Haarlem, Haarlem, Museo Frans Hals

Este pintor, que forma parte del grupo de pintores llamados «manieristas de Haarlem» nos ofrece una visión extremadamente lúdica de la boda de Tetis. Los cuerpos alargados y las poses sofisticadas, son una expresión característica de ese estilo que desde Italia se desarrolló en el resto de Europa.

Eneas, actor principal de la Eneida

Hijo de Anquises y Venus, Eneas es uno de entre los más valerosos guerreros troyanos, fue principalmente protagonista de La Eneida de Virgilio, célebre poema que exalta los orígenes del imperio romano. Huyendo de Troya, Eneas se ve obligado a vagar por el Mediterráneo. Después de haber pasado por el Epiro y Sicilia, una tempestad lo arrojó a las costas de África donde fue acogido por Dido, soberana de Cártago que se enamoró a su vez del héroe. La reina deseaba que Eneas, convertido en su esposo, permaneciera con ella para siempre, pero el destino del troyano es inalterable. Exhortado por Mercurio, el héroe volvió al mar y Dido, desesperada, se quitó la vida. Zarpando de las costas africanas, Eneas desembarca en Italia, en las proximidades de Cumas, y pregunta a la famosa Sibila, quien lo conduce al reino de las sombras donde se le confirma el destino que le aguarda: fundar una nueva patria en el lugar en que un día surgirá la ciudad de Roma. Retomando el viaje, el héroe troyano llega al Lacio, a la desembocadura del Tíber, donde es acogido por el rey latino. A continuación sostiene numerosas batallas contra las poblaciones itálicas que le son hostiles, mandadas por Turno, rey de los rútulos, que morirá a manos del mismo Eneas.

Eneas huyendo de Troya en llamas, 1750, Pompeo Batoni, Turín, Galería Sabauda
Eneas huyendo de Troya en llamas, 1750, Pompeo Batoni, Turín, Galería Sabauda. Llevando a sus espaldas a su padre Anquises, Eneas huye con su esposa Creusa y su hijo Ascanio de la ciudad que los griegos quemaron para ir a fundar una segunda Troya en Italia.

Según Virgilio, Eneas logró escapar a la masacre de los troyanos con su esposa Creusa, su hijo Ascanio y su padre Anquises. Pero en el transcurso de aquella noche de horror, Creusa se perdió y no se la encontró jamás. Más tarde, Eneas vería su sombra instándole a ir a fundar otra Troya. Eneas y los suyos deambulaban por el mar si rumbo fijo cuando Juno levantó una tormenta para aniquilar su flota, que pudo refugiarse en el puerto de Cártago. Fue aquí donde Eneas, bajo la influencia de Juno, se enamoró de la reina Dido. Con el corazón roto abandona a Dido para cumplir su destino y dirigirse a Italia. Pero mientras veía alejarse la costa cartaginesa, pudo ver las llamas de la pira funeraria de Dido, que en su desesperación decide suicidarse.

Venus se aparece a Eneas, 1630-1635, Pietro da Cortona, Paris, Museo del Louvre
Venus se aparece a Eneas, 1630-1635, Pietro da Cortona, Paris, Museo del Louvre

Según Virgilio, Venus, madre y protectora de Eneas, se aparece al héroe vestida de cazadora cuando desemboca en Cártago. Cupido dispara una de sus flechas a Eneas, alusión a su futura pasión por Dido.

A pesar de las trampas sembradas por Juno, Eneas finalmente logra llegar a Cumas (en la bahía de Nápoles), donde consultó a la Sibila, una vieja profetisa que lo guía al mundo de los muertos. Allí, la sombra de su padre, que murió durante el viaje a Cartago, le revela a Eneas que Roma, el estado que iba a encontrar en el Lazio, algún día gobernaría todo el mediterráneo y más allá. Las Sibilas anotaban sus profecías en los libros «Oráculos sibilinos». Existe la teoría que Virgilio tuvo acceso a dichos libros.

Eneas y la Sibila de Cumas, c. 1646, François Perrier, Varsovia, Museo Nacional
Eneas y la Sibila de Cumas, c. 1646, François Perrier, Varsovia, Museo Nacional

Bibliografía

Hamilton, Edith. La Mythologie, ses dieux, ses héros, ses légendes. Marabout, 1997
Lefèvre, Thierry. 13 histoires pour découvrir les amours des dieux. Somogy, 1998
Bertherat, Marie. Les Mythes racontés par les peintres. Bayard jeunesse, 2000
Impelluso, Lucia. Dieux et héros de l’Antiquité. Éditions Hazan, Paris, 2001
Denizeau, Gérard. La mythologie expliquée par la peinture. Larousse. 2017