La invención del poeta y la pintura
El famoso poema épico de Tasso, la Jerusalén liberada, comenzó a proporcionar temas a los pintores unos diez o quince años después de su publicación en 1581 y cuya acción principal es el asedio y captura de Jerusalén por los cruzados liderada por el caballero franco Godofredo de Bouillon. Al tomar prestados sus temas a un poema épico lleno de nobleza y gravedad, en el que lo heroico se combinaba con lo maravilloso, los pintores participaron en la gran invención del poeta y, como él, imitaron acciones humanas de especial interés y significado. La expresión, en la que Lomazzo vio lo esencial de la concordancia entre pintura y poesía, debía depender del genio de los pintores y de su interés por las emociones humanas descritas en el poema. La mayoría de ellos eligieron episodios cautivadores e idílicos dejándose llevar por cierto lirismo, y donde una tierna melancolía, característica de Tasso, encuentra su máxima expresión. Ya sea en el episodio donde Herminia, princesa sarracena que huye de la iniquidad del campo de batalla, se refugia en una cabaña de pastores, entre los simples placeres del campo, o el famoso episodio donde Rinaldo, en las Islas Afortunadas, es hechizado por la bella maga Armida. Esos temas gozaron inmediatamente de gran favor entre los patrocinadores, no solo por su belleza y su interés humano, sino también porque prolongaron, en arte como en literatura, una larga tradición pastoral que se remontaba a la Antigüedad.
En Herminia entre los pastores de el Guercino, el relato se ha tratado como una escena de la vida cotidiana, de manera íntima, con especial atención en la descripción de los affetti (sentimientos). Sobre un fondo de paisaje y en la intimidad de la cabaña de los pastores, Herminia está representada con armadura y casco junto al viejo pastor Ergaste tejiendo una canasta de mimbre junto a sus tres hijos. Este episodio de Herminia entre los pastores de la Jerusalén liberada (VII, 6-7) se encuentra siempre representado en un contexto paisajístico, género que mientras tanto empezaba a ponerse de moda. Por otro lado, el tema cumplía perfectamente con los requisitos de un nuevo gusto que, desde la reforma de finales del siglo XVI, asignó a la pintura un objetivo moral y educativo, imponiéndolo como el medio más apto para enfatizar el contraste entre el mundo, la guerra y la acción, de lo que Herminia huye, y el de los pastores, un mundo idílico, personificado por el cortesano arrepentido Ergasto, el pastor que finalmente encuentra la felicidad lejos de las ilusiones y deslealtades de la vida en la corte, nido de corrupción. – Nacido en Sorrento en 1544, Torquato Tasso pasó parte de su juventud en la corte de Urbino, donde su padre, Bernardo, era un poeta apreciado. En 1565, pasó al servicio de la casa de Este de Ferrara como poeta de la corte, cuyo ambiente seguramente influyó la escritura de la Jerusalén liberada.
El cuadro Rinaldo y Armida de Van Eyck, está inspirado en el episodio narrado en el canto XIV de la Jerusalén liberada, cuando Armida, pasando sobre la cabeza de Rinaldo dormido una guirnalda de flores, lo convierte en su esclavo. La guirnalda de rosas, ligustros y lirios está hecha «con nuevo arte», es decir, con magia, por lo que forma «lentas, pero muy tenaces cadenas».Rinaldo había llegado al río Orontes muy cansado y se había echado a descansar en un islote, del que provenía una agitación de las olas que se había transformado lentamente en canto de ninfas. La ninfa que emerge del agua y sostiene una partitura en la mano, es una de las ninfas que con su canto, debían adormecer a Rinaldo. Los amorcillos presentes en la escena dan intensidad a la acción con expresiones de alarma y sigilo, mientras toda la composición está construida según los monumentales modelos veronesianos, que la hacen particularmente suntuosa y barroca. Armida es una maga sarracena, sobrina de Hidraot, rey de Damasco, que se enamora del guerrero cristiano Rinaldo. Con sus sortilegios, tratará en vano de retenerlo.
La pintura de Abroise Dubois, un pintor de la escuela de Fontainebleau, illustra el canto XII de la Jerusalén liberada donde Clorinda entabla un combate singular con Tancredo, un cruzado del ejército cristiano. Clorinda desempeña con una extraordinaria intensidad el papel tradicional en el género de caballerías del guerrero sarraceno convertido al cristianismo en el momento de la muerte. Además de destacada heroína del ejército musulman, la brillante figura femenina es a la base del inconfesable amor de Tancredo. Por lo cual el duelo y el bautismo con que finalizaría la vida de la joven ponen un fin catártico a todas las directrices narrativas y los aspectos simbólicos del personaje.
Poussin, Tasso y la Antigüedad
Del poema épico de Torquato Tasso, la Jerusalén liberada, estructurado en 20 cantos, la mayoría de los pintores favorecieron la representación de los amores de Rinaldo y Armida relatados en el canto XVI, porque este pasaje favorece la transferencia de poderes de la poesía a la pintura. En la versión que nos da Poussin en el cuadro de Moscú, la primera escena de este episodio representa a Armida enamorándose de Rinaldo, que yace dormido a orillas del río Orontes. Cuando se inclina para matar al guerrero cristiano, su enemigo mortal, de repente su odio se convierte en amor. Poussin, como adepto de la doctrina humanista del ut pictura poesis, ha presentado este episodio con una fidelidad razonable al espíritu del texto. No contento con atribuirle a Rinaldo una armadura que permitiera reconocerlo, se ocupó incluso de organizar a la derecha, para que se pudiera identificar com más seguridad el asunto, la columna que lleva la inscripción que ordena a Rinaldo ir a explorar las maravillas que escondía la isla en medio del río, personificado por la figura del dios fluvial, en la esquina inferior derecha. Poussin habría podido complacer a ciertos críticos al agregar, como lo hicieron otros pintores, a las ninfas cuyo canto había adormecido a Rinaldo; prefirió omitirlas por razones obvias de composición formal y capacidad dramática.
Con frecuencia vemos a Poussin recurrir, con gran capacidad inventiva, a imágenes antiguas para innovar en materia pictórica: estas sutiles evocaciones de antiguos mitos trae como resultado una rica reciprocidad poética. Es muy posible que el artista haya visto por separado, en varios monumentos antiguos, personajes con posturas similares a las de la pintura, pero podía encontrar casi todo lo que necesitaba en los sarcófagos romanos con el mito de Selene y Endimión; aquellos también ilustraban una historia de amor en la que la acción, una mujer desciende de su carro y se acerca al hombre dormido del que está enamorada, corresponde exactamente al episodio descrito por Tasso. Con su sensibilidad al contenido y su gran conocimiento, no solo de las fábulas de los poetas, sino también de las tradiciones iconográficas específicas de las artes visuales, Poussin encontró en las representaciones antiguas de la historia de Endimión los materiales precisos que necesitaba para tratar en pintura un nuevo tema literario. El lenguaje formal de la Antigüedad, adaptado a los nuevos usos expresivos, se perpetúa en una continuidad elocuente y tangible.
El cuadro de Birmingham Tancredo y Herminia en la version rara y erudita de representar a Herminia en el momento en que se dispone a curar a su amado y se corta el pelo para poder emplearlo como apósito para limpiarle las heridas, trata de un episodio contado por Tasso en el penúltimo canto de su poema (canto XIX). Poussin reproduce el encuentro entre el guerrero cristiano Tancredo y la bella princesa sarracena, Herminia, hija del rey de Antioquía, enamorada de Tancredo y que aparece un poco antes que el personaje de Armida en la Jerusalén liberada (desde el canto III).
Herminia, se apresura a ayudar al caballero Tancredo cuando lo encuentra herido después de haber derrotado al gigante Argante en combate singular. La escena está situada en un paisaje crepuscular muy amplio y desolado en el que destaca, fuera del grupo cerrado y dramático de los personajes principales, la gran figura del caballo blanco, caracterizado por su mirada humana y piadosa. El escudero de Herminia, Vafrino, sostiene a Tancredo. Poussin yuxtapone aquí armas y amor, para demostrar el poder del amor incluso sobre un enemigo: a la derecha, están los fragmentos brillantes de una magnífica armadura que fueron retirados a Tancredo, que resultó gravemente herido en acción. Tancredo es un héroe histórico de la primera cruzada (Tancredo de Galilea o Tancredo de Hauteville), sobrino de Bohemundo de Tarento, se convirtió en príncipe de Galilea y luego regente de Antioquía (murió mucho después de la captura de Jerusalén en 1112). Por otro lado, Rinaldo es un héroe de ficción pero lleva una leyenda principesca o ducal asociada a la casa de Este, patrones de Tasso.
Annibale Carracci y Tasso
El episodio del canto XVI de la Jerusalén liberada, que describe la belleza del jardín de Armida y la lánguida pasión de los amantes, es uno de los más famosos de la literatura italiana: con gran musicalidad, Tasso expresa una intensa sensibilidad hacia la belleza terrenal, vinculada a la melancólica obsesión de su declive prematuro. Es fácil entender que este pasaje haya podido proporcionar a los pintores italianos y franceses un tema pictórico durante más de dos siglos. Annibale Carracci, quien probablemente fue el primero en pintar ese tema, y otros pintores que lo imitaron fielmente, fueron escrupulosamente exactos, obedeciendo así a los críticos que los exhortaban a seguir escrupulosamente el texto. En Carracci descubrimos las flores, los pájaros, las uvas y otros detalles descritos por Tasso. También podemos ver con que fidelidad Rinaldo sostiene el espejo en el que Armida se contempla mientras trenza su cabello. Entretanto, Rinaldo levanta los ojos para encontrar a su vez un espejo en los ojos de su amante. Respetuoso, como Poussin, con las influencias y referencias a la antigüedad, Carracci pinta a Rinaldo con sandalias y toga romanas, mientras Armida va ataviada con un vestido azul. Ambos parecen pertenecer a un período diferente al descrito por Tasso, a saber, la Antigüedad misma, que constituye durante el clasicismo, una de las principales fuentes de inspiración para los pintores. En lugar de actualizar la escena descrita por Tasso, Annibale Carracci le confiere un carácter antiguo donde héroes de historias de amor mitológicas como Marte y Venus se esconden detrás de los rasgos de Rinaldo y Armida.
Pero la versión de Carracci pronto fue olvidada a favor de una interpretación más significativa de este episodio. Poco después de 1630, un artista napolitano Paolo Finoglio pintó un ciclo decorativo que ilustra la Jerusalén liberada, cuatro de los cuales se dedicaron a la historia de Rinaldo y Armida. En la pintura que representa el episodio del jardín, se observa, en el tratamiento pictórico de las sombras y las luces, una dramatización que se adapta bien al momento del descubrimiento y a la pasión soñadora pero intensa de los amantes en la expresión de la cara.
Tiepolo y Tasso: los personajes y la escena
Giambattista Tiepolo (1696-1770), demuestra su genio pictórico en los movimientos de sus personajes y su arte de disponerlos en la escena, dando ilusión de una inmensa profundidad del espacio por medio de una luz atmosférica. Tiepolo produjo una brillante serie de cuatro pinturas que ilustran la historia de Rinaldo y Armida, hoy en Chicago, Art Institute; Ilustró esta misma historia en una serie de cuatro pinturas murales en la villa Valmarana (cerca de Vicenza) y en dos bellas pinturas de la Alte Pinakothek de Munich. En la versión del jardín encantado de Armida que el artista pintó poco más de un siglo después que Annibale Carracci, el dibujo amplio, claro y elegante, y la concepción plástica de los personajes reproducen una pintura incomparablemente más hermosa, donde el intenso sentimiento del barroco da paso a la ternura maliciosa del rococó. En cualquier caso, el artista trata libremente el texto del poema, a favor de la intensidad expresiva o el efecto pictórico. Un crítico del siglo XVI, Lomazzo o Borghini, habrían criticado la reorganización completa que hizo Tiepolo de la arquitectura y el paisaje descritos por el poeta. Aunque la historia del Tasso simboliza el conflicto entre el amor y el deber, la descripción de Tiepolo de un mundo mágico y bucólico, realzado por colores efervescentes y una atmósfera luminosa parece evocar solo la seducción del amor. En Armida sorprende a Rinaldo dormido el pintor ilustra el canto XIV del poema Jerusalén liberada: la bella maga Armida acaba de llegar para disuadir al héroe dormido de su cruzada. Acompañada de su ninfa y la figura de Cupido, aparece como un hermoso espejismo, entronizada en una nube que fluye hacia el suelo, el drapeado y su echarpe flotando suavemente detrás de ella. Esta pintura y otras tres, adornaban una sala lujosamente decorada del palacio veneciano de la poderosa familia Cornaro.
El espejo ocupa un lugar importante en la Jerusalén liberada, como lo atestigua este extracto: «del cristal de sí hace espejo, y él / de los ojos serenos de ella hace espejo». En esta contemplación, Rinaldo renuncia a sí mismo, reflejándose en Armida y viendo en ella todo el paisaje, todo el universo. En este vertiginoso juego de espejos, Armida-paisaje se ve a sí misma como la belleza del universo, como la naturaleza dueña del imperio de los sentidos. El símbolo del espejo utilizado por Tasso y recuperado por los pintores es comparable a la doctrina del ut pictura poesis que consiste en reproducir pictóricamente el texto de un autor como en un espejo.
El último gran lienzo narrativo de la serie decorativa de Tiepolo tiene lugar cuando Rinaldo se une al ejército de los cruzados. La pintura destaca el elemento moral de la historia de Rinaldo y Armida y aborda un episodio del canto XVII de la Jerusalén liberada en que Rinaldo, llevado a las costas de Palestina por sus compañeros, encuentra junto a un árbol, donde están colgadas nuevas armas, al mago Ismeno, que le muestra el nuevo escudo en que están grabadas las empresas gloriosas de sus antepasados pidiéndole que siga su ejemplo. En esta escena, Rinaldo parece más confiado y maduro que en las pinturas anteriores de la secuencia, quizás para servir de ejemplo a un joven miembro de la familia Cornaro, patronos de Tiepolo.
Bibliografía
Rensselaer W. Lee. Ut Pictura Poesis, Humanisme et Théorie de la Peinture, Macula, 1991 Peyré, Yves. Peinture et poésie. Le dialogue par le livre. Gallimard, 2001 Bergez, Daniel. Littérature et peinture, Armand Colin, 2004. Collectif. Programme et invention dans l’art de la Renaissance, Paris, Somogy 2008 Fumagalli, Elena. Florence au grand siècle, entre peinture et littérature, Silvana Editoriale, 2011