El movimiento simbolista en Bélgica
El joven estado belga (1830), situado en la confluencia de diversas influencias, francesa, alemana e inglesa, tiene un papel clave en el desarrollo y difusión de nuevas propuestas estéticas. La especificidad del simbolismo belga se expresa en la poesía de Verhaeren, de Charles van Lerberghe (1861-1907) y de Max Elskamp (1862-1931), en el teatro de Maeterlinck, y, finalmente, en la novela Bruges-la-Morte (Brujas la muerta) de Georges Rodenbach (1855-1898). La proliferación de revistas da fe de la extraordinaria vitalidad literaria y artística: el movimiento literario valón con la revista La Jeune Belgique (Joven Bélgica) fundada por Max Waller (1860-1889), La Wallonie (Valonia) de Albert Mockel (1866 a 1945) autor que mantiene estrechos lazos con Francia, y L’Art moderne de Octave Maus (1856-1919) y Edmond Picard. Las manifestaciones artísticas adquieren una cierta uniformidad en artistas de distintas generaciones y diferencias formales, a través de los temas favoritos del simbolismo:
el gusto por las leyendas y el misticismo (Georges Minne), la muerte (Ensor, Léon Frédéric), la mujer y el sadismo (Khnopff, Rops), la soledad (Léon Spilliaert), el esoterismo (Jean Delville). Hay un contraste formal evidente entre la personalidad atormentada de un Henry de Groux (1867-1930) cuya pintura se inspira en los dramas de Wagner,(Parsifal, de Jean Delville ) y las apacibles y naïves obras de su amigo William Degouve de Nuncques (1867-1935 ). La conexión entre simbolismo y Art Nouveau es puramente formal expresado en el estilo depurado de sus formas y el abandono de todo ornamento superfluo. Por la acción conjunta de arquitectos como Victor Horta y Paul Hangar (1859-1901), Bruselas se convierte así en una de las capitales del Art Nouveau estilo que, como el simbolismo, se extendería por otras capitales europeas, aunque con nombres distintos como Modernismo en Cataluña (que abarca arquitectura y pintura) o Jugendstil en Berlín.
Este elegante retrato representa la hermana del pintor y ha sido considerado como una de sus obras maestras de la que nunca se separaría. Se encontraba en una especie de santuario en su casa de Bruselas llamado «cuarto azul» donde Khnopff conservaba sus obras favoritas.
Jean Delville, escritor y pintor, discípulo de Péladan filósofo idealista y cabalista, presentó este gran lienzo en el Salón trienal de Amberes con el subtítulo de «proyecto para un mural». Iniciado en Italia en 1896, con esta obra Delville persigue la idea de una restauración de la técnica del fresco renacentista. Los elogios fueron unánimes: «en el cuadro se ensalza Grecia vista con el alma de Leonardo, luego con la de Goethe y ahora ofrendada a la adoración eterna del Logos divino.» La escuela de Platón fue un encargo para decorar una sala de la Sorbona pero nunca se llegó a colocar.
Esta obra de Rops está inspirada en el libro de Flaubert del mismo nombre publicado en 1874 y que rápidamente se convirtió en uno de los textos fundacionales del simbolismo literario y artístico. Fue presentada en Bruselas en el primer Salón de los XX (1884).
Grupo de los XX
Con la creación del Salon de los XX por un grupo de veinte pintores belgas (Les XX), Bruselas rivaliza con París. Desde 1884, este grupo organizaba un Salón anual centrado en las tendencias más innovadoras del arte europeo. Fernand Khnopff, marcado por el aspecto visionario de Delacroix y los últimos prerrafaelitas, discípulo de Gustave Moreau y seguidor de Péladan (Salones de la Rosa-Cruz), fue uno de los fundadores del grupo junto con James Ensor. Las exposiciones se sucedieron hasta 1893, cuando el llamado Salon de la Libre Esthétique tomó el relevo hasta 1914. En el ámbito del simbolismo hay que destacar también a pintores como Redon que expone en este Salón junto con Gauguin y Segantini. Se imparten conferencias por autores de renombre como Villiers de l’Isle-Adam, Péladan, Mallarmé y Verlaine.
Nacido en una familia de la nobleza francesa, sus padres se establecieron en 1870 en la ciudad balnearia de Spa, y luego en Bruselas. William Degouve fue influenciado por Rodin, en 1890 expuso por primera vez en Bruselas. Participó en el Salón de 1893 del grupo de Los XX y más tarde en La Libre Esthétique. Sus trabajos de madurez con sus aspectos sobrenaturales y sus escenas nocturnas son obras de inquietante extrañeza. Degouve pasó los últimos años de su vida en el hermoso pueblo medieval de Stavelot en las Ardenas belgas, donde murió en 1935.
Entre los miembros fundadores del Grupo de los XX destaca Félicien Rops (1833-1898) cuya obra fue fuertemente influenciada por la literatura, sobre todo por Baudelaire para quien realizó en 1866 el frontispicio del libro Les Épaves (Los despojos). El escritor simbolista Huysmans, autor de la novela À rebours (A contrapelo) considerada la biblia del decadentismo, admiraba los dibujos y grabados de Rops y decía de él que con su alma primitiva era el pintor que mejor sabía representar la imagen de la mujer en consonancia con el espíritu de los tiempos, es decir, una imagen «simbolista» de mujer fatal, bruja y seductora. Cierta literatura como la serie de novelas Las Diabólicas de Jules Barbey d’Aurevilly, ilustradas por Rops, juegan un papel crucial y a veces perturbador en la apreciación de sus composiciones, aunque algunas obras que causaron gran escándalo en el Salón de los XX de 1886, como el cuadro Pornocratès, hoy parecen bien lejanas de la extrema perversidad con la que se tachaba su producción pictórica.
El simbolismo de Fernand Khnopff
Fundador del grupo de Los XX, Fernand Khnopff (Grembergen-lez-Termonde 1858 – Bruselas 1921) pintor, grabador y escultor, interrumpió sus estudios de Derecho en la Universidad de Bruselas para estudiar en la Academia de Bellas Artes bajo la tutela de Xavier Mellery, luego se traslada a París (1877) donde asiste al taller de Lefèvre y a la Academia Julian, entusiasmándose con la obra de Eugène Delacroix y de Gustave Moreau. Durante una primera fase, Khnopff es un pintor original y delicado de interiores y de retratos (Escuchando a Schumann, 1883, Bruselas). Posteriormente, se relaciona con el medio simbolista inglés (desde 1884 colaboró en la revista The Studio) y los círculos simbolistas belgas, convirtiéndose en uno de los representantes más refinados del simbolismo figurativo europeo, no sin algunos matices místicos a causa de su relación con los Rosa-Cruz. En sus inicios, Khnopff fue el retratista preferido de la nobleza y la alta burguesía (Retrato de Jeanne Kefer de 1885).
Durante el periodo simbolista Khnopff pinta atmósferas enrarecidas y perturbadoras (La ciudad abandonada, 1904, Bruselas), figuras ambiguas de mujeres esfinge o de mujeres ángeles (La Ofrenda, 1891, Nueva York, colección particular; Medusa dormida, 1896, Neuilly-sur-Seine; La Esfinge, 1896, Bruselas, donde la modelo sigue siendo la hermana del artista) caracterizan su pintura de gran sofisticación técnica. Sus esculturas se revelan estetizantes por la preciosidad de los materiales y los colores (Cabeza de Medusa, Bruselas, colección privada).
Khnopff es uno de los principales pintores del simbolismo, cuyas obras se distinguen por la multiplicidad de posibles interpretaciones, entre ellas su extrema ambigüedad.
James Ensor
James Ensor (Ostende 1860-1949), fue miembro fundador del grupo de Los XX junto con Khnopff. Ambos habían asistido juntos a la Academia de Bellas Artes de Bruselas (de 1877 a 1880) pero Ensor no tardó en volver a su ciudad natal de Ostende. En esta ciudad costera, famosa por su carnaval, llevaba una existencia solitaria, encerrado en su estudio y rodeado de un número increíble de objetos dispares. Encontramos en las pinturas y grabados de Ensor, al igual que en Rops, el eco del romanticismo a través de temas recurrentes que a veces se yuxtaponen: la obsesión por la muerte, representada por esqueletos, y por el diablo (Las tentaciones de san Antonio). El motivo más característico es el de la máscara, símbolo de una comedia humana que no dejará de denunciar. La fuerza de sus ataques contra todo lo que encarna la sociedad burguesa y el orden establecido se une a la lucha anarquista (La huelga, 1888). La ciudad de Ostende le inspira composiciones abarrotadas de una multitud agitada que expresan con fuerza el sentimiento de alienación que siente el artista dentro de la sociedad, quien, por otra parte, se identifica con la figura del Mesías.
Con la Entrada de Cristo en Bruselas, pintura incomprendida por sus colegas del grupo de Los XX, Ensor mezcla (no sin hacer prueba de una cierta dosis de auto-burla y de nihilismo), su propio deseo de exaltación y de venganza en reivindicaciones políticas y sociales. Esta alianza entre lo grotesco y lo trágico se puede encontrar en (La venganza de Hop Frog, 1898, Otterlo) fruto de su admiración por Edgar Alan Poe que también compartía el pintor francés Redon. Si el poeta y crítico de arte Verhaeren le dedica una monografía ya en 1908, de forma paradójica este precursor del expresionismo conoce una gloria tardía cuando en 1929 recibe el título de barón, circunstancia que sorprendió dado sus ideas políticas.