John Sloan, un realista en Nueva York
John French Sloan (Lock Haven – Pennsylvania 1871 – Hanover – New Hampshire 1951), pintor ilustrador y grabador, fue uno de los artistas pertenecientes a la escuela de Ashcan, los llamados «realistas neoyorquinos». Tras mudarse en 1876 a Filadelfia, Sloan se inscribió en la Pennsylvania Academy of Fine Arts, donde estudió con Thomas Pollock Anshutz y donde permaneció hasta 1894. Hábil dibujante, pudo colaborar como ilustrador de sucesos en algunos de los más célebres diarios de la época, entre ellos el Philadelphia Inquirer: el estilo veloz y esquemático de sus inicios estaba influido por el art nouveau y por el decorativismo de la pintura japonesa. En1892 conoció a Robert Henri, que lo animó a emprender la carrera de artista, invitándolo a participar en los encuentros vespertinos que se celebraban en su estudio. A través de él conoció y apreció la pintura de Manet, de los impresionistas y de los grandes artistas del pasado como Hals, Rembrandt y Velázquez.
Sloan expuso en la célebre muestra del Armory Show, en 1913; en esos años diversificó los motivos y empezó a pintar también desnudos y paisajes. En 1916, empezó a enseñar pintura en el Art Students League, donde permaneció durante veinticinco años. Entre sus alumnos se encontraban Alexander Calder, John Graham, Reginald Marsh, Adolph Gottlieb y Barnett Newman. Reunió sus enseñanzas en el libro Gist of Art publicado en 1939; ese mismo año se le encargó una pintura mural para la estafeta de Correos de Bronxville, en el estado de Nueva York. En 1952, un año después de su muerte, se le organizó una gran retrospectiva con más de doscientas obras en el Whitney Museum of American Art.
Vida y humanidad en los tejados de Nueva York
Al igual que otros artistas de la escuela Ashcan y del realismo social de su época, a Sloan le cautivaba lo que veía en los tejados de las viviendas del Bajo Manhattan: la gente que observaba discretamente, sus actividades mundanas, su deleite, desesperación y sensualidad, y los exquisitos puntos de vista que los tejados ofrecían de una ciudad de rápido crecimiento. «Estos maravillosos tejados de la ciudad de Nueva York me aportan toda la humanidad», dijo Sloan en 1919, unos 15 años después de que él y su esposa dejaran su Filadelfia natal y se trasladaran primero a Chelsea y luego a Greenwich Village, donde sus tejados eran una especie de escenario para Sloan. Desde su estudio, en la undécima planta de un edificio situado en la Sexta Avenida y la calle Cuarta Oeste, Sloan podía observar el teatro de la ciudad: una mujer tendiendo la ropa, otra leyendo el periódico del domingo, un hombre entrenando palomas en lo alto de una vivienda y un niño embelesado observando, soñando.
Sloan, el pintor que representaba los callejones y los slums de Nueva York, en pinturas espontáneas e inmediatas con mujeres secando sus cabellos al sol, hileras de ropas tendidas en las terrazas, chimeneas humeantes en una sucesión de tejados y edificios.
Sloan describió su cuadro de 1912, Sunday, Women Drying Their Hair (Domingo, mujeres secándose el cabello), como «otra de las comedias humanas que los humildes actores de las azoteas de la calle Cornelia representaban regularmente para mi disfrute», dice el pie de foto de este cuadro de la Addison Gallery of American Art. Por supuesto, los tejados también significaban libertad. En las abarrotadas y desmoronadas zonas del Bajo Manhattan llenas de neoyorquinos pobres y de clase trabajadora que cautivaron la imaginación de Sloan, los tejados transmitían una sensación de «escape de los sofocantes confines de la vida en las viviendas de Nueva York», escribió el Museo de Bellas Artes de Boston.
A principios del siglo XX, muchos reformistas sociales progresistas preferían ver a estos neoyorquinos que vivían en los tejados, en los parques y playas recién creados, que eran más seguros y menos privados. Pero Sloan abrazó lo que llamaba la vida en los tejados de la Metrópolis -al igual que su vida en las calles- como medio para capturar las cualidades humanas y estéticas de la vida cotidiana urbana, un compromiso que define la Escuela Ashcan.
Greenwich Village desde la ventana John Sloan
Después de que John Sloan y su esposa dejaran Filadelfia y se trasladaran a Nueva York en 1904, la pareja vivió primero en Chelsea y luego en varios lugares de Greenwich Village, donde Sloan también tomó un estudio en la Sexta Avenida y la calle Cornelia para crear un arte que encontrara «la belleza en las cosas y las personas comunes», como dijo una vez. Desde uno de esos apartamentos del Village o desde la ventana de su estudio, Sloan podía ver los patios traseros de sus vecinos de la calle West Fourth. Backyards, Greenwich Village, de 1914, nació de esa vista. La escena representa dos niños construyendo un muñeco de nieve en un patio trasero, con dos gatos y otro niño observándolos desde una ventana en lo alto. El cuadro aporta dignidad y romanticismo a unas vidas que de otro modo pasarían desapercibidas.
Su famoso cuadro de 1912 McSorley’s Bar muestra a clientes de clase trabajadora bebiendo cómodamente alrededor de una barra de madera (con el camarero Bill McSorley, hijo del propietario original, que fundó la cervecería de East Seventh Street en 1854), pasando el tiempo. De este cuadro, Sloan pintó al menos tres versiones, cada uno de los cuales capta diversos atisbos de soledad y destaca los pequeños momentos de placer y respiro en la vida de un trabajador. La pintura, realizada con pinceladas densas y precisas, es una representación vivaz e inmediata de un ambiente familiar, una imagen auténtica de la vida urbana contemporánea.
Sloan unía a una gran habilidad técnica una aguda capacidad de observación y también una gran sensibilidad para los más diversos aspectos de la cotidiano. Sus motivos preferidos eran rincones de Nueva York, imágenes de «felicidad y miseria de la vida cotidiana»: la vida en la Sixth Avenue y en el barrio latino era para él una fuente inagotable de inspiración. Su profesión de ilustrador-reportero confiere a sus pinturas un sentimiento de íntima participación y, desde un punto de vista técnico, le proporciono el apoyo de un dibujo instintivo y capaz de penetrar en el carácter de una situación, incluso la más banal, como el de un grupo de personas deteniéndose a observar el escaparate de una peluquería.
Para favorecer la búsqueda precisa de la inmediatez en la representación de un aspecto particular de la vida de la periferia, Sloan adopta una técnica pictórica veloz y vibrante y una paleta limitada a unos pocos colores. La ambientación vespertina y la iluminación que proviene del interior de cuadros como el Haymarket, concentran la atención del espectador en la pequeña tienda y en los clientes que van a ella, vestidos según la moda de la época, bajo el ojo atento del anciano propietario. Como sucede en otras pinturas, Sloan se asoma a la ventana de su casa y representa lo que ve: fragmentos de vida de gente corriente.
The White Way, de 1927, es el primer cuadro de Sloan que muestra la actividad del distrito teatral de Broadway, concretamente en la calle 53. «Las bulliciosas calles de la ciudad y las viviendas abarrotadas proporcionaron al artista nuevos temas estimulantes, como se ve en esta obra, que representa a peatones abrigados en una tarde nevada en la esquina de Broadway y la calle Cincuenta y Tres». Recordando la gélida tarde en la que dibujó esta escena, Sloan comentó más tarde: «La comprensión de mi entorno se había congelado en mi memoria, pero siento que mi sufrimiento ha sido compensado».
Pintura y compromiso político
De la obra Recruiting in Union Square, el artista escribió: «Después de meditar sobre esta escena durante varios días, finalmente comencé esta pintura de una plaza de la ciudad en la que los carteles de reclutamiento del Ejército se encontraban entre varios vagabundos durmiendo en los bancos del parque. Aunque afirmaba que intentaba mantener sus opiniones políticas al margen de su arte, Sloan pintó este cuadro apenas seis meses antes de afiliarse al Partido Socialista. Quizás fue esta búsqueda de la libertad personal lo que finalmente animó a Sloan a convertirse en miembro del grupo de Henri conocido como Los Ocho, que se rebelaron contra la popularidad y el academicismo de la National Academy of Design.
Es el final de una jornada gris: el transbordador atraviesa el río Hudson en el último trayecto de la tarde; otros barcos pasan a su lado, dejando estelas de humo en el aire; un hombre observa melancólicamente los olas y el horizonte. En el cuadro, Sloan utiliza pocos colores para subrayar valores como lo casual e instantáneo de esta sugestiva imagen.