Arte Povera (arte pobre)
Fue el crítico y comisario de arte el italiano Germano Celant quien adoptó por primera vez la expresión « arte pobre » en una exposición en Génova en 1967. El término fue tomado del director de escena Jerzy Grotowski, para describir un arte libre de todo elemento superfluo y concentrar su esencia en la expresión de las emociones.
No se trata de la búsqueda de un estilo libre sino más bien de la exaltación de un lenguaje directo, elemental, en un intento de expresar «simplemente» lo real rechazando toda estética. Entre los artistas estrechamente asociados con las diversas fases del Arte Povera se citan nombres como el de Giovanni Anselmo, Jannis Kounellis, Mario Merz, Pino Pascali, Giuseppe Penone, Michelangelo Pistoletto, Gilberto Zorio. La característica común de estos artistas es el uso de materiales naturales, poco habituales en el campo artístico, pero comunes en la vida cotidiana: la ensalada de Anselmo, plumas de pájaros de Pascali, sacos de café, de judías o de carbón de Kounellis, rollos de yute de Merz, trapos amontonados de Pistoletto, etc. Rechazando el puritanismo del arte minimalista y oponiéndose a los principios racionalistas en el que se apoya, el arte povera aparece como reacción a la opulencia del objeto pop y a la emoción que sienten los artistas americanos frente a la evolución tecnológica.
Para el crítico de arte italiano Marco Meneguzzo estábamos siendo testigos del rechazo al carácter sagrado del objeto y de un sentimiento de alienación reforzado por los acontecimientos políticos que se extendieron por Europa en 1968-1969 (el mayo del 68 o las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam) que influyeron en la orientación de los artistas. Así, Mario Metz en 1968 realiza su primera estructura con forma de iglú en referencia al general Giap, mientras que los objetos diseñados por Pistoletto reflejan una especie de resistencia a la sociedad de consumo. Considerando el movimiento Arte Povera como italiano más que europeo, Meneguzzo señala que es significativo que sus centros principales fueran Turín y Roma. Turín, una de las primeras ciudades industriales de Italia, fue a finales de 1960 y a principios de los 70 el escenario de conflictos sociales violentos.
Giovanni Anselmo (nacido en 1934) en sus instalaciones utiliza materiales rústicos o «pobres» para evocar la poesía de la naturaleza.
Michelangelo Pistoletto
Michelangelo Pistoletto nació en Biella, Italia, en 1933. Comenzó su carrera como pintor figurativo en la década de 1950. Su primera exposición tuvo lugar en la Galería Galatea en Turín en 1960 y su primera exposición en los Estados Unidas se celebró en Minneapolis (1966); Desde mediados de la década de 1960, comenzó a introducir la performance en su práctica artística, y co-fundó el Grupo Zoo (1968-1970). En 1968, se retiró de la Bienal de Venecia en solidaridad con los estudiantes que se manifiestaban en Italia y en otros lugares. Su trabajo es asimilado al movimiento Arte Povera, que defendía el uso artístico de los objetos baratos y fácilmente accesibles. Venere degli stracci (Venus de los trapos, 1967) se ha construido sobre un conflicto de símbolos: una estatua clásica de la diosa romana del amor y la belleza que se enfrenta a un montón desordenado de trapos viejos. La figura de Venus proviene de las grandes tradiciones históricas, mientras que las telas son objetos efímeros que se desechan una vez utilizados. Pistoletto quiere negar así la independencia de la belleza, demostrando hasta que punto las raíces de esta última están firmemente ancladas en el control social y las finalidades materiales.
La obra Venus de los trapos evoca la brecha entre los mitos culturales como la belleza perfecta y la realización de estos. La obra quiere expresar que la belleza no es una cualidad innata, sino más bien algo que puede ser creado utilizando los bienes de consumo y apoyado por una sociedad materialista.
Con su serie titulada Ogetti in meno (Objetos de menos), Pistoletto opone la singularidad de sus obras al orden serial de los componentes del Pop Art y el Arte Minimal, queriendo indicar que toda obra debe conectar directamente con el espectador utilizando materiales y formas que evocan la experiencia sensorial de cada uno. En Architettura dello specchio quiere llamar la atención sobre el reflejo y su ausencia, tema fundamental en muchas de sus obras, y en su constante y paralela reflexión teórica.
Jannis Kounellis
Jannis Kounellis nació en El Pireo, Grecia, en 1936; se trasladó a Roma en 1956, donde asistió a la Academia de Bellas Artes. Allí se interesa en la obra de los italianos Burri y Fontana, y también a Pollock. Sus primeras pinturas contienen símbolos, números y letras, que más adelante asociará con un color (1963-1965). En 1967, se une al movimiento artístico Arte Povera. Niega toda expresividad, pero siempre presenta el arte como un medio de comunicación y de mediación social. A partir de 1966, utiliza elementos naturales: carbón, algodón, fuego, e incluso animales vivos (exposición de once caballos vivos en la Galería El Attico de Roma en 1969). También puede recurrir a la música y la danza; desarrolla entornos en los que la percepción no es sólo visual, sino también táctil y auditiva. El diálogo que establece entre el artista y la naturaleza, lo natural y lo artificial, hace que su obra sea característica del arte pobre. En 1966 realiza su primera puerta tapiada con piedras en San Benedetto del Tronto. A partir de 1978, montajes caóticos de piezas de madera y de esculturas obstruyen de manera similar el acceso o las ventanas de los lugares donde expone (CAPC, Burdeos, 1985). En los años 70, sus instalaciones hacen casi siempre referencia al pasado mitológico o histórico y al arte de Grecia o del barroco italiano, sin que por ello Kounellis prescinda de la utilización de elementos naturales, asociando patrimonio natural y capital cultural.
En 1986, el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago le dedica una exposición. Una retrospectiva de su obra se llevó a cabo en la Galería Karsten Greve en Colonia, y otra en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, Uruguay (2001). Kounellis estuvo muy involucrado con el movimiento Arte Povera, que buscaba restablecer un vínculo entre la vida y el arte, mediante la incorporación de materiales y objetos de uso cotidiano. Por ejemplo, Senza Titolo (Sin título, 2006), es una construcción hecha de zapatos viejos y otros objetos encontrados. Los zapatos muestran signos de desgaste, pero no tienen dueño. Obras como esta recuerdan y rechazan al mismo tiempo una presencia humana en la obra. Esta última parece lúgubre y evoca recuerdos de una época pasada que no podemos compartir. Este efecto se ve reforzado por la barra de hierro envuelta en una mortaja negra puesta sobre una trama metálica como si fuera una procesión funeraria.
Estos objetos que parecen reivindicar su uso, aparecen como una crítica al arte que trata en vano de cruzar la barrera que lo separa del mundo de los vivos.
El mismo asunto está presente en toda la obra de Kounellis. Puerto de Jaffa (2007) es una instalación compuesta por mesas, sillas y luces brillantes que proyectan sombras negras en el suelo. En el centro de un círculo de sillas se ha dibujado con tiza la silueta de un cuerpo. De nuevo una ausencia humana que el círculo de sillas nos impide llenar. Senza Titolo (1979) es un dibujo simple en una pared de una ciudad industrial. Las únicas señales de vida son dos pájaros disecados pegados a la pared, atravesados por flechas. Las aves se han conservado en el momento de su aniquilación a la vista de todos. Al igual que en todas las obras de Kounellis, Senza Titolo protesta contra la pobreza de una vida conservada artificialmente.
Mario Merz
En sus inicios, la obra de Mario Merz (Milán 1925 – Turín 2003) es similar a una especie de paisajismo abstracto. A mediados de la década de 1960, comienza a trabajar el objeto, al tiempo que rechaza, junto con Jannis Kounellis, el término de neo-dadaísta. Utiliza elementos tan diversos como frutas, verduras, bloques de madera, paja, tierra, cera, en instalaciones formalmente y simbólicamente complejas. Algunas estructuras básicas se repiten periódicamente presentándolas como parábolas de los poderes creativos, de la materia en expansión y de la vida que prolifera. El iglú es la imagen de la casa primitiva, un crisol de la vida, y «hacer un hogar es considerar el crecimiento» (1969).
La mesa, empleada por primera vez en 1972, es un signo de la relación entre los seres humanos. En la serie Fibonacci, Merz inscribe sus números en el neón, energía sensible, y «los números que se multiplican son tan reales como los animales que se reproducen» (1970). Esta serie matemática también puede encontrar su equivalente plástico en la espiral, figura del espacio y del tiempo en expansión, imagen del mundo en oposición a la organización lineal y perfecta del Renacimiento.
Junto a sus instalaciones, Merz presenta, desde finales de 1970, dibujos y pinturas de animales feroces y fantásticos, imágenes de signos primitivos. Su utilización del objeto se identificó a finales de 1960 con el Arte pobre, término inventado por Germano Celant.
Giuseppe Penone
Giuseppe Penone nació en Gareggio, Italia, en 1947. Se graduó en escultura en la Academia de Bellas Artes de Turín (1970). Su primera exposición tuvo lugar en el Deposito de Arte Presente en Turín en 1968. Participó en la Bienal de Venecia (en particular en 1978 y 1990) y representó a Italia en 2007. También expuso en el Museo de Arte contemporáneo de Chicago en 1983. Recibió el premio Schock en la categoría «Artes visuales» (2001). En 2004, el Centro Pompidou de París le dedicó una retrospectiva.
Penone es ante todo un escultor, pero a partir de la década de 1960 hasta la actualidad, ha trabajado en numerosos medios, incluyendo la instalación, la fotografía y el cine. A pesar de esta diversidad, su trabajo se unifica por la atención llevada a la relación entre el hombre y la naturaleza. Su serie Trappole di Luce (Trampas de Luz, 1995) consiste en trabajos que comparan el ojo humano con hojas de árboles porque ambos pueden captar la luz. En uno de estos trabajos, se han colocado fotografías de los ojos del artista en un árbol en lugar de sus hojas. Estos ojos abiertos permanecen activos en el acto de mirar y, al mismo tiempo pasivos, ya que acogen la luz. Rechazando la idea de que el hombre sólo explota la naturaleza para doblarla a su voluntad, Penone representa al hombre y a la naturaleza en armonía, alimentándose mutuamente.
Sin embargo, algunos trabajos de Penone examinan las huellas que dejamos en la naturaleza. En una serie de performances titulada Alpi marittime (1968), el artista rasca la corteza de un árbol seco con un clavo dejando así una traza permanente de su acto. En Rovesciare i propri occhi (Invertir los propios ojos, 1970) Penone se fotografía con lentes de contacto de superficie reflectante: presentando la imagen que ven sus ojos como tema de su obra, elimina su papel de mediador. Alpi marittime establece una equivalencia entre la intervención humana y la violencia, mientras que Rovesciare i propri occhi establece un paralelismo entre el hombre y el mundo. En su negativa de separar al hombre de la naturaleza, Giuseppe Penone indica que la violencia contra la naturaleza es violencia contra nosotros mismos.
Gilberto Zorio
En 1967, Gilberto Zorio (Andorno Micca 1944) exhibe obras con estructuras flexibles y participa en el movimiento del arte pobre. Por medio de la utilización de materiales naturales y simples como la arcilla, el vidrio o el cuero, quiere hacer intervenir las fuerzas físicas (Columna, 1967, tubo de amianto en una cámara de aire) a las que luego se injertan reacciones químicas (Piombi 1968, donde interviene el ácido sulfúrico y el ácido clorhídrico) creando obras que implican el espacio y el tiempo. Del mismo modo que utiliza fósforo en sus objetos que capturan la luz de una lámpara Wood y luego se irradia en la oscuridad (Pugno fosforescente, 1971, París, MNAM). A partir de 1969, produce una serie titulada Per purificare la parola, donde un container armado de un tubo que representa el aliento llama a la comunicación entre la obra y el espectador (Per purificare la parola, Ámsterdam 1978 Stedelijk Museum). En estas realizaciones hace intervenir elementos figurativos recurrentes como la lanza, un símbolo de vuelo y de inmaterialidad, la estrella de cinco puntas, símbolo del cosmos, y la piragua.
Zorio tiende constantemente a solicitar el espectador, ya sea mediante la intervención directa con la palabra como en el periodo Odio y donde se implicaba personalmente, o por los materiales y la forma de las obras que elige. En 1986, el Museo Nacional de Arte Moderno de París le dedicó una retrospectiva.