Organizada cronológicamente, la exposición Nicolas de Staël (1913-1955), en el Museo de Arte Moderno de París, recorre la evolución del artista, desde sus primeros pasos figurativos y sus lienzos oscuros y mates de los años cuarenta, hasta los cuadros que realizó en vísperas de su prematura muerte, en 1955. Aunque el grueso de su obra se completó en una docena de años, Staël nunca dejó de renovarse y explorar nuevas vías: su «inevitable necesidad de romperlo todo cuando la máquina parece funcionar demasiado bien» le llevó a producir un cuerpo de obra extraordinariamente rico y complejo, «sin una estética a priori». Ajeno a las modas y a las querellas de su época, su obra trastoca deliberadamente la distinción entre abstracción y figuración, y aparece como la búsqueda, realizada a toda prisa, de un arte cada vez más denso y conciso: «la vida es tan triste sin cuadros que voy a por ellos mientras puedo», escribió. La retrospectiva nos permite seguir paso a paso esta búsqueda pictórica de rara intensidad, empezando por sus viajes de juventud y sus primeros años en París, pasando por su traslado a Vaucluse, su famoso viaje a Sicilia en 1953 y, por último, sus últimos meses en Antibes, en un estudio frente al mar.
«Sé que mi vida será un viaje continuo en un mar incierto«: Nicolas de Staël.
La retrospectiva reúne una selección de 200 pinturas, dibujos, grabados y cuadernos procedentes de numerosas colecciones públicas y privadas de Europa y Estados Unidos. Junto a obras maestras emblemáticas como Parc des Princes, presenta un importante grupo de obras que rara vez o nunca han sido expuestas, entre ellas, cincuenta que se muestran por primera vez en un museo francés.