En esta primavera de 2023, el Museo Jacquemart-André presenta la primera exposición en Francia dedicada a la obra del gran maestro Giovanni Bellini (c. 1435-1516), uno de los fundadores de la escuela veneciana, que abrió el camino al arte del color que hizo famosa a la Serenísima. A través de unas cincuenta obras procedentes de colecciones públicas y privadas europeas, esta exposición recorre la trayectoria de Giovanni Bellini y muestra cómo su lenguaje artístico se renovó constantemente a lo largo de su carrera, conservando al mismo tiempo un innegable sentido de la originalidad. Ordenadas temática y cronológicamente, las obras del maestro constituirán el hilo conductor de la exposición, frente a los «modelos» que las inspiraron.
Nacido en el seno de una familia de artistas, Giovanni Bellini asistió, junto con su hermano Gentile, al taller de su padre, Jacopo Bellini, pintor de formación gótica que pronto conoció las innovaciones renacentistas procedentes de Florencia. El joven artista se sumergió en el arte de su padre y de su hermano, pero también en el de su cuñado Andrea Mantegna, con quien acababa de casarse su hermana Nicolosia. El clasicismo, las formas escultóricas y el dominio de la perspectiva de Mantegna ejercieron una profunda influencia en el artista. Su pintura se hizo más monumental, gracias en particular a su estudio de las obras de Donatello, visibles en Padua.
El estilo de Bellini cambió con la llegada a Venecia de Antonello de Mesina, que introdujo el gusto flamenco por el detalle y las construcciones espaciales de los artistas del centro de Italia. Giovanni encontró una nueva intensidad dramática perfeccionando la técnica del óleo. Buscó en el arte bizantino y noreuropeo los elementos que marcarían su estilo. En busca de renovación, desarrolló temas representados por pintores más jóvenes, como los paisajes topográficos inspirados en Cima da Conegliano. Finalmente, el último periodo de Bellini está marcado por un toque más vibrante, pero muy moderno. De manera singular, fueron las innovaciones de sus mejores alumnos -y en particular de Giorgione y Tiziano- las que empujaron a un Bellini ya mayor a reinventar su estilo.
Esta exposición, al presentar a Bellini y su contexto artístico, permite comprender cómo su lenguaje pictórico está hecho de correspondencias y juegos de influencias, que sintetiza magistralmente. La exposición se beneficia de préstamos excepcionales de la Gemäldegalerie de Berlín, el Petit Palais de París, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, la Galleria Borghese de Roma, el Museo Correr, la Gallerie dell’Accademia y la Scuola Grande di San Rocco de Venecia, el Museo Bagatti Valsecchi de Milán, entre otros, así como de numerosos préstamos de colecciones privadas.