¿Cómo apreciar la obra de Frédéric Bazille, muerto en combate en 1870 durante la guerra franco-prusiana cuando sólo tenía 28 años? Si bien es cierto que sus primeras obras son claramente las de un pintor en evolución, influenciado por el realismo o por su amigo Monet, el artista logró, sin embargo, varias obras maestras en las cuales afirmó progresivamente su genialidad. Unos sesenta cuadros han llegado hasta nosotros, cada uno representando un desafío y un hito para el joven artista. Estas obras nos permiten apreciar su progresión hacia una expresión cada vez más personal de su «temperamento», como solía decirse en esa época.
Organizado de manera temática y cronológica, el recorrido combina las obras de Bazille con las de sus contemporáneos: Delacroix, Courbet, Manet, Monet, Renoir, Fantin-Latour, Guigou, Scholderer, y Cézanne. Estas confrontaciones reubican su trabajo en el centro de las grandes problemáticas de la pintura de vanguardia de los años 1860 (la vida moderna, la renovación de géneros tradicionales como el retrato, el desnudo, o la naturaleza muerta, la pintura al aire libre, etc.), en las cuales Bazille estaba muy implicado, poniendo de relieve la profunda originalidad de su inspiración.
La exposición que presenta el Museo de Orsay invita a redescubrir a uno de los grandes representantes, a pesar de su muerte temprana, de la génesis del impresionismo. La exhibición es fruto de los más recientes estudios científicos, que han sacado a luz la metodología de trabajo de Bazille y sus vínculos con Monet o Renoir, permitiendo encontrar la pista de creaciones que se consideraban perdidas; eslabones olvidados de una obra singular.