El Museo Guggenheim Bilbao acoge hasta el 6 de octubre la exposición Una mirada atrás: Giorgio Morandi y los Maestros Antiguos, un amplio recorrido por la obra de uno de los grandes pintores italianos del siglo XX, que revela las relaciones entre sus naturalezas muertas y algunos de sus principales referentes en la historia de arte. Esta muestra reúne por primera vez una amplia selección de las excepcionales pinturas de Morandi y algunas de las obras los «Maestros Antiguos» que influyeron en su práctica artística a lo largo de cuatro décadas, desde el período de entreguerras y hasta principios de la década de 1960. Desde el centro de arte moderno de Bilbao han explicado que Giorgio Morandi (1890−1964) era un perspicaz estudioso de historia del arte, que tenía en cuenta múltiples referentes para formarse como creador. La exposición investiga tres de sus ascendientes, cada uno de diferente procedencia, centrándose en las referencias premodernas anteriores al siglo XIX: la pintura española del siglo XVII y la tradición del bodegón; los pintores boloñeses desde finales del siglo XVI hasta comienzos del XVIII; y las naturalezas muertas del artista francés del siglo XVIII Jean-Baptiste Siméon Chardin. Cada sección facilita una nueva apreciación de algunas de las características más destacadas de la obra de Morandi: la teatralidad de los españoles, el naturalismo del Seicento italiano, y la intimidad y la geometría de Chardin.
Influenciado durante algún tiempo por las pinturas de Giorgio de Chirico, pronto rechazó cualquier asociación con aquel movimiento de moda para concentrarse en definir su propio estilo. Le gustaba pintar o grabar naturalezas muertas, simples objetos cotidianos, jarrones y recipientes que tenía en su estudio, bajo diferentes ángulos y con diferentes efectos lumínicos. Lo hizo con tanta sensibilidad que conquistó el respeto de sus amigos artistas, de la crítica y el público mediante su tenaz búsqueda de la perfección.