La National Gallery de Londres presenta la primera exposición dedicada a los retratos del pintor postimpresionista francés Paul Gauguin, cuyo arte fue valorado después de su muerte en 1903. La muestra incluye el período comprendido desde mediados de la década de 1880 hasta el final de su vida. La exposición gira en torno a cómo el artista se alejó del impresionismo para acercarse al simbolismo. El artista agregó atributos cuidadosamente seleccionados o colocando el modelo sentado en un contexto sugestivo y pudo pintar retratos que expresaban un significado más allá de sus personalidades. La muestra presenta una selección de autorretratos, por ejemplo, presenta como Gauguin creó una variedad de personificaciones, incluyendo su autoimagen como Cristo en el Jardín de los Olivos (1889). Al reunir varias obras del mismo modelo de diferentes colecciones, la exposición permite a los visitants explorar cómo Gauguin interpretó un modelo específico en diferentes medios y a través del tiempo.
Los retratos los pintó en Bretaña, en Pont-Aven, en su primer viaje tras la infancia de la humanidad perdida y en Tahití, sumido en sus clichés. Los pintaría en sus últimos años, asediado por las enfermedades y las deudas. Fueron los retratos de las mujeres perplejas, de las campesinas bretonas, del amigo Van Gogh, los autorretratos…