En colaboración con el Museo Munch de Oslo, el Museo de Orsay dedica una exposición al célebre pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), cuya obra, en toda su amplitud -sesenta años de creación- y complejidad, sigue siendo parcialmente desconocida. La obra de Munch ocupa un lugar central en la modernidad artística. Tiene sus raíces en el siglo XIX y está plenamente integrada en el siguiente. Además, su obra se encuentra irrigada por una visión única del mundo, que le otorga una poderosa dimensión simbolista, que no se limita a las obras maestras que creó en la década de 1890. Superando el simbolismo de fin de siglo, Munch trasciende este movimiento más allá de su apogeo para convertirlo en la columna vertebral de su obra, dotándola así de una gran coherencia.
El singular proceso creativo de Munch lo lleva a producir muchas variaciones del mismo motivo, pero también varias versiones del mismo tema. Eminentemente simbolista, la noción de ciclo tuvo un papel clave en el pensamiento y el arte de Munch. Interviene a varios niveles en su obra, incluso en la construcción misma de sus lienzos, donde ciertos motivos se repiten de forma regular. Para Munch, la humanidad y la naturaleza están unidas en el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento. En este contexto, desarrolló una iconografía original, inspirada en gran medida en las filosofías vitalistas de Friedrich Nietzsche y Henri Bergson. El propio Munch destacó esta noción al referirse a su Friso de la vida: «estas pinturas, que en efecto pueden ser relativamente difíciles de comprender, son […] más fáciles de abordar si se integran en un conjunto».
La exposición presentará un centenar de obras, incluyendo pinturas, dibujos, estampas y bloques grabados, que reflejan la diversidad de su práctica artística. Esta extensa presentación, con una dimensión retrospectiva, abarcará toda la carrera del artista. Invitará al visitante a apreciar la obra del pintor noruego en su conjunto, siguiendo el hilo de un pensamiento pictórico siempre inventivo: una obra fundamentalmente coherente, incluso obsesiva, y al mismo tiempo en constante renovación.