En 2024, el Hôtel de Caumont de Aix-en-Provence dedica su exposición de verano al genio de Pierre Bonnard y a la influencia que tuvo el arte japonés para este artista. Se trata de la primera exposición sobre el tema que muestra cómo Bonnard -conocido en su día como el «Nabi très Japonard«- incorporó la estética del arte japonés a su tratamiento del espacio, el tiempo y el movimiento, creando obras que rompían con el naturalismo y el impresionismo. Las obras del pintor francés se exponen junto a estampas japonesas para ilustrar sus correspondencias y sus afinidades formales, así como la importancia de esta fuente de inspiración para el artista. A partir de entonces, su estilo estuvo verdaderamente influido por el japonismo, y Bonnard coleccionó estampas hasta el final de su vida, como atestigua una nota de su libro de cuentas relativa a la adquisición de rollos de estampas japonesas en 1946.
A partir de la década de 1860, y durante casi medio siglo, Francia y luego Inglaterra se apasionaron por todo lo japonés, en especial a raíz de la primera participación de Japón en la Exposición Universal de 1867. Bonnard, por su parte, se interesó muy pronto por las características de los grabados «ukiyo-e«, término japonés que significa «imagen del mundo flotante». La exposición de grabados japoneses en la École des Beaux-arts en la primavera de 1890 fue para él una auténtica revelación. A partir de entonces, se aleja de la representación de la realidad y adopta nuevos principios estéticos como el movimiento flexible, el contraste de colores, las líneas arabescas, un fuerte gusto por la decoración y los elementos estilizados, y el aplanamiento del espacio.
Gracias a la generosidad de museos franceses y extranjeros y de coleccionistas privados, la exposición presenta numerosas obras excepcionales de Bonnard, nunca o raramente vistas en Francia, entre ellas Les deux caniches, Le Bar, L’Omnibus, La Place Clichy, Le Jardin de Paris, Conversation provençale, La Nappe blanche, Le Dessert, Le Nu gris de profil y muchas otras. Todas contribuyen a la relevancia del tema, al tiempo que muestran las múltiples facetas del talento de Pierre Bonnard como pintor de escenas íntimas, paisajes, retratos y decorados, así como destacado dibujante y talentoso grabador. La exposición también incluye una serie de grabados japoneses procedentes de la colección de Georges Leskowicz, entre los que figuran obras maestras como La gran ola de Hokusai, así como obras de Hiroshige, Utamaro, Kuniyoshi y Eisen.