Cosme el Viejo

Cosme el Viejo, mecenazgo artístico

Los Médicis eran originarios del valle del Mugello. Emigraron a Florencia en el siglo XIII, pero consolidaron su riqueza bajo Juan de Médicis (Giovanni di Bici, 1360-1429) cuyo hijo Cosme se convirtió en 1434, en el primer dignatario de la ciudad, posición que ocupó igualmente su hijo Pedro y su nieto Lorenzo que pasará a la posteridad con el nombre de Lorenzo el Magnífico. Expulsada en dos ocasiones, y después reclamada, la familia tomó el control casi absoluto de la Toscana.

El poder de los Médicis también se vió favorecido por la elección de dos de los suyos como papas (León X y Clemente VII). Alabados como mecenas y criticados como tiranos, tuvieron una vida bastante atormentada. Las bolas de su blasón (“palle”) representan píldoras (“medici” = médicos) o piezas de moneda, alusión a los orígenes bancarios de su fortuna. Cosme de Médicis (en italiano Cosimo de’ Medici, 1389-1464), ejerció tanto imperio sobre la oligarquía florentina que ésta creía, que privándola de su dirección, cuando fue expulsado en 1433 de la ciudad, recaería forzosamente en la deplorable política del cada uno para sí. Fundó una dinastía que rigió el destino de Florencia, primero secretamente durante el siglo XV, después abiertamente en los siglos XVI y XVII. Cosme había heredado de su padre, el banquero Juan, un buen sentido comercial y olfato para los negocios. En una ciudad donde el dinero contaba más que la cuna, era muy importante disponer de una gran fortuna. Consiguió una enorme riqueza tanto del comercio y de la industria como de la banca, lo que valió el respeto de muchos ciudadanos. Los príncipes extranjeros lo consideraban como el «señor de Florencia». Sus relaciones internacionales le facilitaron hacer desplazar la reunión del Concilio de Ferrara a Florencia. Este solemne acontecimiento dio un fuerte impulso a todas las actividades artísticas.


Cosme el Viejo, taller de Agnolo Bronzino
Retrato de Cosme el Viejo,
taller de Agnolo Bronzino, 1555-1565
(Florencia, Galería de los Oficios)

El mecenazgo es a menudo una buena apuesta y Cosme tenía ambiciones dinásticas. Adquirió manuscritos, fundó bibliotecas (la de San Marcos, en la Abadía de Fiesole y la Laurenciana, nombrada así a causa de la iglesia de San Lorenzo, muy próxima), patrocinó a figuras importantes como Argyropoulos o Marsilio Ficino, creando un círculo de debates que constituirá el origen de la Academia Platónica. Frecuentó a pintores como Fra Angelico al cual comisionó el retablo para al altar mayor de San Marcos y  Paolo Uccello pintó en tres episodios la Batalla de San Romano. Su escultor preferido fue Donatello a quien confió la decoración en estuco y las puertas de bronce de la Vieja Sacristía de San Lorenzo. Ejecutó también para Cosme la estatua de David y el grupo de Judith y Holofernes. Puso de manifiesto en varias ocasiones su pasión por la arquitectura. Aunque admiraba a Brunelleschi, quien en 1436 terminaba la cúpula de la catedral, Cosme escogió a Michelozzo di Bartolomeo para la construcción de las villas de Careggi y de Cafaggiolo, así como para la edificación del palacio de la vía Larga. Vasari nos cuenta como Cosme, demostrando una increíble modernidad, disculpaba el anticonformismo e incluso las extravagancias de Filippo Lippi. Fra Angelico, Benozzo Gozzoli y Ghirlandaio pintaron los personajes más influyentes de Florencia, todos ellos amigos o allegados de la familia. Con sus obras inmortalizaron las geniales coreografías de los acontecimientos públicos destinados a enaltecer el poder de la familia dominante. Cosme murió en Careggi en 1464 y se le otorgó el título de Pater Patriae.

Filippo Brunelleschi y Lorenzo Ghiberti, Giorgio Vasari
Filippo Brunelleschi y Lorenzo Ghiberti presentan a Cosme la maqueta de la iglesia San Lorenzo, fresco, c. 1560, Giorgio Vasari
(Florencia, Palazzo Vecchio)

La Basílica San Lorenzo fue construida hacia 1421 por Brunelleschi a instancias de Giovanni di Bicci, padre de Cosme de Médicis. Brunelleschi, quien dirigía entonces la construcción de la cúpula de la catedral emprende la reconstrucción de San Lorenzo, donde adopta la forma basilical de tres naves. Al pie de las escaleras del altar mayor, tres rejas de bronce marcan el sitio de la sepultura de Cosme el Viejo. Desde el ángulo izquierdo del transepto, se accede a la Sacristía Vieja diseñada por Brunelleschi. En este fresco está representado el escultor Donatello mirando al espectador, justo detrás de Cosme.

David, 1430, Donatello
David, detalle, 1430, Donatello (Florencia, Museo del Bargello)

Se trata del célebre David en bronce que Donatello ejecutó para Cosme el Viejo en 1430, poco antes de que este último fuera condenado al exilio. Vasari hizo de esta obra una interesante descripción: “En el patio del palacio de la Señoría se encuentra un David en bronce, desnudo, de tamaño natural, que acaba de cortar la cabeza a Goliat; pone un pie sobre ella, y sostiene su espada con la mano derecha. Ese cuerpo es tan natural, vivido y delicado, que a los artistas les parece que debe haber sido modelado sobre el cuerpo de una persona viva.»

Horóscopo de Cosme el Viejo, Giuliano de Arrigo
Horóscopo de Cosme el Viejo, después de 1442, Giuliano de Arrigo (Florencia, San Lorenzo, Sacristía Vieja)

La alineación de los astros corresponde a la posición del Sol, entre los signos de Géminis y Cáncer, en Florencia en el nacimiento de Cosme de Médicis.

Judith y Holofernes, cabeza de Judith, c. 1460, Donatello (Florencia, Palazzo Vecchio)
Judith y Holofernes, c. 1460, Donatello
Judith y Holofernes, cabeza de Judith y pedestal de la estátua, c. 1460, Donatello
(Florencia, Palazzo Vecchio)

La escultura de Judith y Holofernes fue comisionada a Donatello por Cosme de Médicis entre 1455 y 1460 y estaba destinada a coronar una fuente del jardín del Palacio Médicis. En 1495, fue ubicada a lado de la entrada del Palacio de la Señoría como símbolo de libertad del pueblo florentino, y después se instaló en el patio. Más tarde fue transportada a la Loggia dei Lanzi, y en 1919 fue llevada nuevamente al exterior del Palazzo Vecchio. Finalmente, en 1980 fue restaurada y emplazada en su lugar actual, en el interior del Palacio de la Señoría. La escena del pedestal representa una especia de bacanal o baile de “putti”. Estas figuras de niños van asociadas a la idea de virtud. En este contexto, se pusieron allí para recordar la decadencia de Holofernes, el enemigo de Israel. Donatello contribuyó a hacer de estas figuras un elemento decorativo universal.

En esta época, Filippo Lippi es un pintor muy en boga, especialmente admirado por los comitentes del círculo mediceo y numerosas fueron los obras realizadas por el artista para los Médicis. Cosme el Viejo mantuvo relaciones casi amigables con el pintor, haciendo comentarios positivos cuando se descubrió la «liaison» del fraile Filippo con Lucrezia Butti. La tabla Siete Santos, conservado en la National Gallery de Londres, realizada por el artista en una fecha incierta, es un verdadero árbol genealógico de tres generaciones Médicis.

Siete santos, Fra Filippo Lippi
Siete santos, hacia 1450-1453, Fra Filippo Lippi (Londres, National Gallery)

Aunque la fecha de finalización es incierta, se trata de un encargo de los Médicis, atestiguada por el vínculo de los santos con los miembros masculinos de la familia: en el centro, san Juan Bautista, protector de Florencia, está flanqueado por ambos lados de los santos Cosme y Damián (protectores de los Médicis, en particular de Cosme el Viejo, padre de Pedro el Gotoso); a la derecha en primer plano, san Pedro Mártir, protector de Pedro, junto a Juan Evangelista, protector de su hermano Giovanni; a la izquierda en primer plano, san Francisco, protector del primo de Pedro, Pierfrancesco, y al lado, san Lorenzo, protector de su tío Lorenzo el Viejo.

Los Médicis encargaron numerosas obras a Fra Angelico. Para Cosme el Viejo, realizó los retablos de Annalena, de San Marco y del Bosco ai Frati, y financió la reconstrucción y decoración del convento florentino de San Marco. Con el fresco de la Adoración de los Magos para su capilla privada en el convento florentino, Cosme el Viejo utiliza un evento del pasado, la Epifanía, y conmemora un evento reciente, el Concilio de Florencia, para afirmar el prestigio y la piedad de su familia y legitimar su poder y riqueza. La figura central, que sostiene una esfera armilar, podría se un retrato de Cosme el Viejo.

Adoration de los Magos, Fra Angelico
Adoration de los Magos, Fra Angelico
Adoration de los Magos y detalle con el retrato de Cosme el Viejo, c. 1440, pintura al fresco,
Fra Angelico (Florencia, Convento de San Marco)

El Concilio y la llegada del helenismo a Florencia

El concilio celebrado en Florencia en 1439 fue considerado como un evento de gran importancia, ya que permitió la reunificación de las iglesias latina y griega después de cuatro siglos de cisma. Los Médicis jugaron un papel decisivo en su éxito. Mientras las finanzas del Papa estaban al borde de la quiebra y ya no podía cubrir los gastos de la delegación griega en Ferrara, concedieron préstamos importantes a Eugenio IV quien dispuso que el concilio se trasladara a Florencia. La ciudad se convirtió en el centro del cristianismo, el lugar de convergencia de todas las naciones cristianas. Allí estaban reunidos el Papa, los embajadores de los príncipes de Occidente, el Emperador Juan VIII Paleólogo y el Patriarca de Constantinopla, numerosos prelados y teólogos griegos y latinos. La larga estancia en Florencia de eruditos y teólogos griegos ejerció una influencia decisiva en el desarrollo de los estudios humanistas en Italia. La llegada en masa de los bizantinos, despertó un interés general por la cultura griega. Los vínculos con el mundo bizantino remontaban bastante lejos en el tiempo, pero no fue hasta 1420-1430, y en competencia con Venecia y las otras ciudades de la costa del Adriático que surgió un verdadero interés por la literatura y el arte griego. Mientras tanto Brunelleschi y Donatello ya habían descubierto los recursos artísticos de la Antigua Roma. En 1437, Ciríaco de Ancona – cuyas detalladas descripciones de monumentos griegos y sus notas sobre epigrafía conocerán un éxito duradero, ya que se pueden encontrar en el gran libro de arqueología de Giuliano da Sangallo  – había visitado a Donatello y a Ghiberti. La idea de asimilación de una cultura, en este caso la griega, que fuera anterior a la que dominaba, es decir la herencia romana, se impuso con más facilidad a los intelectuales que a los artistas. A partir de 1470, y durante el reinado de Lorenzo de Médicis, los florentinos pudieron enorgullecerse de haber recogido la herencia bizantina, y de haber liberado, con la línea maestra del platonismo, los fundamentos de una síntesis universal. La rápida asimilación de los grandes textos, su traducción al latín, su difusión por comentarios, dieron un prestigio sin precedentes a la que se denominó “Academia Florentina”.

Dido recibiendo a los embajadores de Troya, Apollonio di Giovanni
Dido recibiendo a los embajadores de Troya, siglo XV, Apollonio di Giovanni
(Florencia, Biblioteca Riccardiana)

En esta miniatura de un manuscrito de las obras de Virgilio que pertenecía a los Médicis, se observan las primeras representaciones del palacio de la vía Larga. El palacio de Priam es presentado aquí como una versión idealizada del palacio Médicis; las armas, la vestimenta y las sombreros de inspiración oriental evocan el Concilio.

El Cortejo de los Magos, 1459-1462, Benozzo Gozzoli
El cortejo de los Magos, 1459-1462, Benozzo Gozzoli, cortejo de Baltazar y detalle de Juan VIII Paleólogo en Baltazar (Florencia, palacio Medici-Riccardi, capilla de los Médicis)

Juan Argyropoulos, (1415-1487), erudito bizantino jugó un papel determinante en el renacimiento de los estudios filosóficos griegos en Italia. Había llegado a Occidente con ocasión del concilio de Florencia, instalándose definitivamente en Italia en 1456, poco después de la caída de Constantinopla. Hasta 1471, ocupó una cátedra en la Universidad de Florencia, donde enseñó principalmente las obras de Aristóteles (en el texto griego) y la doctrina de Platón. Su desprecio por los eruditos de la vieja escuela humanista florentina, esencialmente latina, le valió a Argyropoulos una cierta admiración pero también enemistades. Finalmente, la influencia del hombre que permitió el acceso al mundo cautivador del platonismo fue muy grande para las nuevas generaciones, como Lorenzo de Médicis, Marsilio Ficino y Angelo Poliziano. Su instalación en Roma, donde se encontraban ya algunos de sus compatriotas, y donde el público estaba menos familiarizado que en Florencia con los estudios griegos, fue un fracaso.

Marsilio Ficino

Marsilio Ficino, (1433-1499) fue el artífice del movimiento neoplatónico del Renacimiento. Comenzó a estudiar el griego en los años 1450, después de haber recibido una formación humanista y realizado estudios de medicina. En 1459, gozando de la protección de Cosme de Médicis, funda la Academia platónica florentina y se dedica al estudio del griego. En 1484 traduce del griego al latín los diálogos de Platon, lo que hizo accesible el pensamiento del filósofo griego por primera vez en Occidente. Escribió la Theologia Platonica de immortalitate animae (1469-1474) obra filosófica importante que proclama la independencia del alma en relación con el cuerpo, y su inmortalidad: el alma es partícipe de los atributos divinos. A pesar de pasión por la filosofía pagana, Ficino fue ordenado sacerdote en 1473 y fue apoyado en su modesta carrera eclesiástica por Lorenzo de Médicis. Ello le convirtió en el guía espiritual del círculo mediceo de la Academia platónica hasta la caída de los Médicis en 1494. Su actitud hacia Savonarola fue muy ambigua. Su segunda gran traducción, la de Plotino, filósofo egipcio de origen judío que escribía en griego y continuador de Platón – y de cuyas obras, Occidente no disponía hasta entonces de ninguna traducción directa, lo ocupó desde 1484 hasta 1492. Gracias a ese trabajo y a las traducciones de Proclo y otras, transmitió a sus discípulos los textos fundamentales del neoplatonismo de finales de la Antigüedad: segundo éxito comparable a su traducción de Platón. Además de su Teología platónica, Ficino desarrolló sus ideas en sus Comentarios sobre Platón y Plotino y en otros dos libros: La religión cristiana (1474) y De vita libri tres (1489).

Marsilio Ficino, Andrea Ferruci da Fiesole
Marsilio Ficino, busto en mármol, 1521, Andrea Ferruci da Fiesole (Florencia, Catedral)

Ficino provocó el encuentro paradójico entre las ideas paganas y las cristianas, lo cual jugó un papel decisivo en el pensamiento renacentista. En su primer comentario sobre El Banquete de Platón, expone su teoría del amor: “el amor platónico” – el afecto entre humanos – se acerca y prepara el verdadero amor espiritual. Ficino se interesó a la analogía entre el cristianismo y las religiones más antiguas. Creía que los textos de los Antiguos griegos, egipcios y otros – formaban una teología primitiva (prisca gentilium theologia) que anunciaba el mensaje cristiano. Se apasionó para los textos herméticos de la Edad Antigua, que tradujo en parte. Esos textos estimularon su curiosidad por la magia, heredada de su formación médica; recomienda su uso, en particular en De vita libri tres. Se interesó también por la Astrología. Todas esas actividades acabaron por suscitar recelos en Roma de los que le costó liberarse.

La villa medicea

El concepto de vida familiar retirada en el campo fue acelerado por una evolución que empezó a vislumbrarse en la Florencia del siglo XV, cuando se empezaron a construir villas con jardín contiguo y cerrado. Pero fue en edificios como el Palacio Médicis de Michelozzo o el Palacio Pitti, donde empezaron a desarrollarse este tipo de jardines. Se distinguían de los austeros jardines del primer palacio de los Médicis, cerca de San Marco, inspirados en los jardines de los monasterios, así como en los grandes huertos de las numerosas órdenes mendicantes que habían fundado sus conventos junto a las murallas de numerosas ciudades. En la medida que estos jardines gozaron del favor de los nobles de la ciudad, más se hizo sentir la necesidad de una concepción nueva, más compleja. Los primeros jardines de este tipo fueron adaptados en torno a las propiedades de las familias patricias, en medio del paisaje de la Toscana. Los humanistas florentinos no fueron tampoco privados de villas adaptadas a sus sueños. La creación de la Academia coincide con el regalo hecho a Ficino por Cosme en 1462, de una pequeña morada, vecina de la suya en Careggi. Como Petrarca, como el mismo Lorenzo, Ficino amaba la campiña toscana y los paseos por sus colinas: veía en ello un remedio a la melancolía, un estimulante irremplazable para la salud y para la meditación. Se trata de una naturaleza amable, llena de fuerzas míticas y de dioses: la belleza de las flores y el silencio mismo son musas; oráculos, manifestaciones maravillosas estallan por todas partes en el cielo. Muy pronto, el jardín adquirió una importancia primordial como lo muestra la primera gran villa medicea, la de Careggi. Michelozzo había acabado las reformas de la antigua casa solariega gótica adquirida por Cosme hacia 1435-1440: había simplificado su aspecto y añadido una fachada que daba a los parterres, perforada por vanos más armoniosos. En 1459, la propiedad estaba perfectamente restaurada y terminada. Pío II y Galeazzo Maria Sforza la visitaron como una de las más bellas moradas de Italia, sobre todo por el encanto de su jardín. Hacia 1490, fue añadida una loggia jónica en el ala oeste de la casa. Lorenzo hizo de su jardín, a pesar de sus pequeñas dimensiones, un tipo de jardín botánico muy célebre. Alessandro Braccessi, amigo de los Médicis, lo compara a los maravillosos jardines del mundo antiguo y enumera con precisión las esencias, como “el pálido olivo consagrado a la guerrera Minerva, el mirto a Venus, el roble a Júpiter…” Es la galería botánica que vemos desplegarse en «La primavera” de Botticelli, donde se han identificado una selección de plantas apropiadas a la fábula, pero posiblemente derivadas de las parterres de Careggi. Es también la fuente de las especulaciones de Marsilio Ficino sobre las propiedades medicinales de las plantas, en su tratado De vita. La pequeña casa de la ”Academia” se encontraba en efecto a corta distancia.

Villa Médicis de Careggi, Michelozzo di Bartolomeo
Villa Médicis de Careggi, 1457, Michelozzo di Bartolomeo
(Careggi, Florencia)

En la villa de Careggi Michelozzo construyó una loggia (a la izquierda de la imagen, arriba) con el fin de atenuar un poco el aspecto de fortaleza que tenía el edificio. Los vanos regulares y el discreto ornamento de estilo clásico, reflejaban la composición formal, cada vez más estricta, de los jardines que bordeaban este tipo de edificios. Por otra parte, desde estas villas se podía gozar de una magnífica vista sobre el paisaje.

Cuando hacia 1480 y bajo la dirección de Lorenzo, va a elevarse el conjunto arquitectónico de Poggio a Caiano, cuyos trabajos serán confiados a Giuliano de Sangallo después de una especie de concurso, ello corresponde perfectamente al gusto de la época laurenciana, como los edificios de Michelozzo lo fueron en la época anterior. El “Poggio” es una loma en la cual iba a construirse la ciudad; en el lado Norte se extiende un parque, cuya situación obligó a desviar el curso del río Ombrone. Esta bella morada puesta bajo la invocación de la ninfa Ambra (un poema de Poliziano alaba el ganado y los cultivos de la ninfa “Ambra” en Poggio), es la más célebre de las residencias de Lorenzo de Médicis. Fue también un lugar donde los humanistas podían alojarse, una morada para el llamado otium philosophicum. En 1492 a la muerte del Magnífico la villa todavía no estaba terminada. Guicciardini lo confirma: “Lorenzo hizo construir en Poggio a Caiano un espléndido edificio que la muerte le impidió ver terminado”. León X procederá a su renovación haciendo construir una planta superior con grandes salas que hará decorar con grandes frescos históricos por Pontormo, Andrea del Sarto y Franciabigio.

Retrato de hombre con medalla, Sandro Botticelli
Retrato de hombre con la medalla de Cosme de Médicis, detalle, 1474-1475, Sandro Botticelli (Florencia, Galería de los Oficios)

En esta bella pintura, el joven sostiene una medalla con el perfil de Cosme el Viejo y la leyenda «Cosmus Pater Patriae». La medalla es un molde de yeso encolado sobre madera, y proviene de una medalla de oro acuñada entre 1456 y 1469 en honor de Cosme de Médicis.

Pedro de Médicis (Florencia 1416 – 1469)

Los que habían apoyado a Cosme el Viejo o habían evitado oponerse abiertamente a él, acordaron que a su muerte, su hijo Pedro de Médicis llamado (el Gotoso) fuera el heredero de lo que todavía era una república. Pero Pedro carecía del talento o de las cualidades gracias a las cuales su padre había sabido imponerse. En 1466, fue discutida su autoridad en el seno mismo del gobierno, pero como ya había ocurrido en 1434 (regreso triunfal del exilio de Cosme), el instinto de autoprotección se impuso sobre la ideología, y cuando Pedro murió en 1469 (sólo ejerció el poder durante cinco años), su hijo Lorenzo le sucedió sin ninguna dificultad con tan sólo 20 años. Pedro se había casado con Lucrezia Tornabuoni, hija de una familia de la aristocracia florentina, aliada de los Médicis. Ghirlandaio pintó Lucrezia así como a varios miembros de su familia en los frescos de la capilla Tornabuoni en Santa Maria Novella. Como en esta época a los pintores se les valoraba menos que a los arquitectos, parece que Cosme dejaba en manos de sus hijos Pedro y Juan las negociaciones con los pintores y decoradores. En 1438, fue a Pedro a quien escribió Domenico Veneziano la carta donde le ofrece sus servicios como pintor. Existe otro caso más conocido que nos permite calibrar la influencia y los gustos de Pedro sobre una obra de arte encargada personalmente: los frescos de Benozzo Gozzoli en la capilla Médicis. Se conservan tres cartas del artista a Pedro de Médicis, escritas a partir de 1459. El pintor lo saluda como “amico mio singolarisimo”, mi gran amigo. El discípulo favorito de Fra Angelico, pide a Pedro un adelanto de dinero para comprar pintura al oro y azul ultramar (se trata del caro lapislázuli), que espera obtener a un precio ventajoso. Hacia 1465, Pedro encarga a Antonio del Pollaiolo tres grandes cuadros con los Trabajos de Hércules; también apreciaba mucho la técnica de la tierra cocida vitrificada de Luca della Robbia.

Pedro de Médicis, 1453, Mino da Fiesole
Pedro de Médicis, 1453, Mino da Fiesole
(Florencia, Museo Nacional del Bargello)

Se trata del primer retrato en busto datado que existe, realizado por Mino da Fiesole que ejecutó igualmente los bustos de Juan, hermano de Pedro, y de su mujer Lucrezia Tornabuoni. Los tres fueron realizados en bulto redondo, y  colocados en nichos, encima de las puertas del palacio Médicis. El busto de Pedro de Médicis está más idealizado que los demás. En el retrato se observa una cierta frialdad, debida tal vez a la reserva del modelo o del mismo Mino da Fiesole al esculpir un retrato del presunto heredero de los Médicis. El busto muestra una regularidad simplificada, sobre todo en los anchos pliegues del jubón típico del gusto de Pedro.

Hércules y Deyanira, 1470, Antonio del Pollaiolo
Hércules y Deyanira, detalle, hacia 1470, Antonio del Pollaiolo (New Haven Yale University)

Se trata tal vez de una “spalliera”, revestimientos de madera pintados que decoraban las habitaciones de los nobles y de los burgueses florentinos. Como casi en todas sus pinturas, los hermanos Pollaiolo representan el valle del Arno en el fondo de la escena.

Vida de san Juan Bautista, Domenico Ghirlandaio
Vida de san Juan Bautista, fresco, c.1486, Domenico Ghirlandaio (Florencia, Santa Maria Novella, capilla Tornabuoni)

Una de las historias más bellas y más tipicamente florentina, es el «Nacimiento de san Juan Bautista», ampliamente descrita e interpretada con exactitud por Vasari. La decoración de la habitación, la cama situada sobre un entarimado, la arquitectura lineal, el techo artesonado son típicamente florentinos, como lo son los peinados de las nodrizas y de las damas que hacen su entrada acompañadas de obsequios de abundantes frutas y vino. La mayor de ellas, con la cabeza cubierta con un velo blanco es Lucrezia Tornabuoni, esposa de Pedro de Médicis y madre de Lorenzo el Magnífico. A Ghirlandaio se le considera el «retratista oficial» de los burgueses e intelectuales florentinos, a los cuales representaba en sus frescos.

En el centro del palacio construido por Michelozzo, Pedro de Médicis adaptó para su mujer Lucrecia, un oratorio iluminado con bujías. El Cortejo de los tres Reyes Magos se desarrolla sobre tres paredes, y desciende por las colinas de la Toscana en un paisaje salpicado de rocas vivas, que jalonan filas de cipreses. El hombre con los cabellos blancos y gorro rojo subido a una mula sería el viejo Cosme (de sesenta años de edad cuando Benozzo Gozzoli comenzó el fresco); a su izquierda su hijo Pedro el Gotoso, con gorro rojo y vestido de brocado verde bordado con hilos oro.  Mezclados entre sí, los amigos y clientes se apretujan para seguir a su jefe. Fotógrafo fiel, Benozzo Gozzoli garantiza la perdurabilidad a un gran número de personas, orgullosas de figurar en tan noble compañía. El pintor se representa entre los gorros rojos que puntúan el verde de los árboles escalonados por el valle del Arno. La cabalgata avanza. Juan VIII Paleólogo, patriarca del imperio griego de Oriente, visita a los caballeros de Occidente, caminando hacia una época más perfecta, el Renacimiento.

Cortejo de los reyes Magos, retratos, Benozzo Gozzoli
Cortejo de los reyes Magos, fresco, 1459-1462, Benozzo Gozzoli, Cortejo de Baltazar y detalle con los retratos de Cosme el Viejo y sus hijos Juan y Pedro el Gotoso
(Florencia, palacio Medici-Riccardi, capilla de los Médicis)
El cortejo de los reyes Magos,  Benozzo Gozzoli
El cortejo de los reyes Magos, parte final, 1459, Benozzo Gozzoli
(Florencia, palacio Medici-Riccardi)

En este detalle, se puede apreciar la parte final del importante cortejo de los Reyes Magos, con el cual el artista ha querido celebrar el fasto de los aristócratas florentinos. Los ha pintado desfilando con su ropas de gala, orgullosos de los ricos arneses de sus caballos, con sus elegantes trajes en los cuales abundan los brocados de oro. Probablemente, el artista se inspiró de las procesiones que la Cofradía de las Magos organizaba periódicamente en Florencia. La cofradía a la cual pertenecían numerosos nobles florentinos, como los Médicis, tenía su sede en el convento de San Marcos.

El triunfo de la Fama, Giovanni di ser Giovanni
El triunfo de la Fama, recto y verso y detalle, hacia 1449, Giovanni di ser Giovanni,
(Nueva York, Metropolitan Museum)

Este tondo (desco da parto) celebra el nacimiento de Lorenzo de Médicis (1449-1492), el gobernante más famoso de su tiempo, así como un poeta importante y un gran mecenas de las artes. Los Caballeros extienden sus manos en signo de lealtad a una figura alegórica de la Fama, que sostiene una espada y un Cupido alado. Las trompetas aladas suenan el triunfo de la Fama. Las plumas de avestruz tricolores alrededor del borde son un motivo heráldico del padre de Lorenzo, Pedro de Médicis.

El triunfo de la Fama, Giovanni di ser Giovanni

El escudo de armas es el del padre de Lorenzo de Médicis, Pedro de Médicis: un anillo de diamantes con tres plumas de avestruz y un estandarte con el lema SEMPER (para siempre). Pedro de Médicis se casó con Lucrezia Tornabuoni en 1444 y su primer hijo, Lorenzo, nació en 1449; los escudos de armas de las dos familias están en la parte superior izquierda y derecha. La tradición de regalar bandejas circulares para conmemorar un nacimiento deriva de la costumbre de presentar golosinas a la nueva madre. Pintado por el hermano menor de Masaccio, se ha conservado en los apartamentos privados de Lorenzo en el Palacio de los Médicis en Florencia.

Última actualización: 29-12-2023