Las musas del studiolo de Belfiore en Ferrara
Diosas de las artes y las ciencias, suele considerarse que las nueve musas eran hijas de Zeus y Mnemosina, diosa de la Memoria. Antes de que se especificase su número, eran las cantantes que amenizaban las fiestas de los dioses. Poco a poco, sus nombres y funciones se fueron consolidando, siendo Hesíodo quien, en su teogonía, citó un total de nueve, dándole a cada una un significado concreto:
Calíope, poesía épica (trompeta, libro), Clio, la historia (libro, cisne), Polimnia, la pantomima (órgano), Euterpe, la música y la poesía lírica (flauta), Terpsícore, la danza (cítara, guitarra o viola), Erato, la poesía lírica (lira, pandereta, cisne), Melpomena, el canto y la tragedia (máscara, cuerno de la abundancia), Talía, la comedia (pergamino, viola), Urania, la astronomía (compas, esfera, brújula). A veces aparecen coronadas. El interés por las musas en el Quattrocento se situa en un contexto general de recuperación de los mitos musicales de la Antigüedad. Como Orfeo o Arion, las musas están representadas en los frescos y pinturas para la decoración de los palacios señoriales. También aparecen en los grabados o en las miniaturas de los frontispicios de los libros.
La pintura representa a una figura femenina sentada ligeramente de tres cuartos. Lleva un suntuoso vestido azul con mangas de damasco, el cabello sujeto con una cinta en forma de diadema cuya parte superior va adornada con una joya y en su mano derecha sostiene una rama de cerezo cubierta de frutos. La identificación de esta figura sigue siendo muy problemática y no coincide con ninguna de las Musas descritas por Guarino da Verona en su programa iconográfico para el Studiolo de Belfiore en Ferrara.
Algunos expertos sugieren que esta figura femenina es Venus, aduciendo que todos los elementos del cuadro podrían estar relacionados con la iconografía de la diosa, ya que la presencia del jinete alejándose del acantilado rocoso, a la izquierda, sugiere los amores adúlteros de la diosa y se le identifica como Marte; en cuanto a Vulcano, el legítimo esposo, aparece forjando metales en la pequeña cueva al lado del trono, a la derecha. Una serie de monstruos marinos sirven como reposabrazos y sostienen el collar de cristal y coral, y la gran concha que corona la compleja estructura del trono.
Entre 1450 y 1470, Piero della Francesca había pasado por Ferrara y su pintura había dejado huellas profundas en aquella ciudad; también es probable que Cosmè Tura hubiera regresado de su viaje de formación en las regiones del Po trayendo nuevas ideas y propuestas. Además, en aquellos años en la corte de los Este trabajaban los mejores miniaturistas quienes a su vez iban a influir en los pintores ferrareses, especialmente en el joven Tura. Este último se ve asociado a un encargo de primer orden: la decoración del Studiolo que Leonello d’Este había hecho construir en Belfiore, una de sus lujosas casas de campo a las que llamaban delizie (delicias, lugar de esparcimiento y sosiego). Los trabajos de decoración duraron más de una década y se han podido reconstruir a través de datos de archivo, fuentes literarias y la preservación parcial del ciclo pictórico dedicado a las Musas, creado como parte de un programa iconográfico desarrollado por el humanista Guarino da Verona. Los artistas Angelo Maccagnino, Cosmè Tura y Michele Pannonio fueron encargados de traducir en imágenes ese proyecto literario que Guarino consideraba como una especie de conciliación entre la cultura pagana y la era cristiana. La mayoría de las musas están representadas en un trono, cada una con los atributos correspondientes – un esquema parecido al de las Artes Liberales – y alusiones al entorno al que estaban destinadas, en particular, haciendo referencia a la riqueza de la tierra, lo que quiere reflejar sin duda el buen gobierno del príncipe bajo su protección.
Urania se ha representado de acuerdo con las disposiciones del humanista Guarino da Verona, con un astrolabio y mirando hacia al cielo. La musa Urania refleja un período de transición durante el cual los artistas de Ferrara meditaban sobre las innovaciones introducidas por Piero della Francesca (que vivió en la capital del ducado hacia 1450) y las que se desarrollaban en Padua.
Este musa, que es tal vez Erato, fue atribuida por Longhi al pintor sienés Angelo Maccagnino, activo en Ferrara hasta su muerte en 1456. Algunos elementos del gótico tardío (como el busto pintado frontalmente) contrastan con una violenta composición del espacio en la parte inferior de la figura, próximo del estilo de Cosmè Tura, como el pie tendido calzado con una zapatilla roja en equilibrio sobre la grada del trono. Dadas estas características, se ha supuesto que esta pintura pudo iniciarse durante la fase de los trabajos dirigidos por Maccagnino; luego un colaborador se encargó de completar la pintura cuando Cosmè Tura pasó a convertirse en el coordinador de los trabajos del Studiolo. La decoración se refiere a la casa de Este y en particular el símbolo dinástico del abrevadero de las palomas, colocado encima del respaldo del trono. El asiento también presenta columnas que evocan sin duda el escudo de armas de Niccolò d’Este, sobrino de Borso e hijo de Leonello.
Polimnia ha sido representada en escorzo, bajo la apariencia de una mujer joven, de pie, delante de un vasto paisaje de colinas, una pala apuntando al suelo en la mano derecha y ramas de vid en la mano izquierda que sostiene a la vez una hazada a través del hombro. La presencia de estas herramientas de trabajo recuerdan la descripción que hace Guarino de la musa Polimnia, cuya caracterización agrícola está subrayada por la presencia de campos de cultivo y agricultores ocupados en trillar el trigo. En este cuadro, podemos ver (con más fuerza que en otras musas) la influencia de Mantegna y, especialmente, de Piero della Francesca, así como ascendencias flamencas en la descripción detallada del paisaje.
Esta musa fue realizada por Michel Pannonio, un artista que trabajó en Ferrara entre 1438 y 1464 en obras de diversa importancia, pero que está ausente de los libros de cuentas de Belfiore.
El tema de las Musas era pues una solución erudita y elegante a las exigencias que requería un lugar dedicado al estudio: representan los ideales antiguos sin dejar de ser maravillosos elementos de decoración. Gradualmente, la idea fue tomada por otros soberanos, principalmente en Mantua en el studiolo de Isabella d’Este. Guarino el humanista, evoca aquí el papel de cada una de ellas, sus atributos simbólicos, e incluso sus gestos y vestimentas. La iconografía un poco extraña y la intensidad lírica de las pinturas de Belfiore corresponden a los gustos literarios de la corte de los Este que amaba lo meraviglioso en la poesía y el teatro. Las figuras, casi de tamaño natural, fueron pintadas en grandes paneles de madera colocados en lo alto de las paredes y completamente cubiertos con postigos tallados y decorados con marqueterías.
Los manuscritos iluminados de los príncipes de Ferrara
El Renacimiento italiano no sólo ha influenciado las llamadas artes mayores, sino que se expresa también en las páginas secretas de los libros destinados a unos pocos elegidos. En Ferrara, especialmente durante los reinados de Leonello (1441-1450), de Borso (1450-1471), y de Ercole I d’Este (1471-1505), la miniatura se distinguió por su gran delicadeza de ejecución, la libertad en la ornamentación y la emoción que emana de las figuras. Estas cualidades, que tuvieron un impacto considerable en la evolución de la miniatura en el norte de Italia, también fueron apreciadas por algunos príncipes ilustrados de otras cortes italianas y europeas, como los duques de Borgoña. Es a partir del reinado de Leonello d’Este que el desarrollo de la miniatura en Ferrara refleja el impulso que el príncipe dio a las artes figurativas; después de haber sido un gran admirador de Pisanello y Jacopo Bellini, al final de su reinado, Leonello descubrió las primeras obras de Mantegna y la pintura flamenca con Rogier van der Weyden. Mientras tanto, la cultura humanista que le había transmitido su maestro Guarino da Verona condujo al príncipe a solicitar a los calígrafos y humanistas de su corte de transcribir, traducir y comentar para él numerosos textos griegos y latinos. La influencia de Pisanello en la miniatura de Ferrara de este período, es visible en obras litúrgicas encargadas por Leonello, por ejemplo, en el Breviario iluminado entre 1441 y 1448 por Giorgio d’Alemagna, Bartolomeo de Benincà, Guglielmo Giraldi y Matteo de’ Pasti. Más tarde, a partir de la segunda mitad de la década de 1440, durante el reinado de Borso d’Este, se produce un verdadero punto de inflexión en la miniatura de Ferrara. En primer lugar, Borso, un hombre dotado de una cultura muy diferente a la de su hermano y menos ligada al humanismo, promocionó un arte rico e imaginativo, lo que refleja el lujo y el esplendor aristocrática de la corte. Por otra parte, desde la década de 1450, la miniatura se adapta a la evolución estilística de la pintura de esta época. La obra que mejor refleja este cambio es sin duda la Biblia de Borso d’Este, el más prestigioso manuscrito jamás producido en Ferrara, lo que contribuyó al alto grado de reputación que siempre ha gozado la miniatura italiana del Renacimiento. El estilo del manuscrito refleja el paso lento pero inexorable del gótico tardío al arte renacentista. El principal iluminador de esta Biblia, Taddeo Crivelli, cuyo estilo dio el tono general al conjunto de la obra, hace una síntesis del sustrato gótico tardío típico de Ferrara, es decir, lineal y expresivo, y una factura imaginativa y refinada inspirada de Balbello de Pavía, el artista que había iluminado alrededor de 1430 en Ferrara para Niccolò III, padre de Borso, la Biblia francesa actualmente conservada en la Biblioteca Vaticana. La influencia de la miniatura de Ferrara aparece claramente en la obra más célebre patrocinada por Borso, los frescos del Palacio Schifanoia.
Esta obra que comprende cuatro volúmenes fue copiada por el monje cartujo Matteo di Alessandria e iluminada por Guglielmo Giraldi y su taller. El hermano Matteo señala en sus notas que la redacción del cuarto volumen fue terminada en 1476, fecha que también se aplica al trabajo de iluminación de la obra. Las iniciales se realizan a menudo como si fueran esculturas pintadas, mientras que el resto de la página está decorada con frisos de follaje mostrando blasones, hazañas, símbolos y animales.
Entre las obras iluminadas para Ercole I d’Este, el Breviario es la más suntuosa de todas y pretende rivalizar con la prestigiosa Biblia que Borso – su hermano y predecesor en el trono – había patrocinado entre 1455 y 1461. Cada una de las quinientas hojas que cuenta el manuscrito están decoradas por ambos lados; los márgenes aparecen adornados con figuras y viñetas e iniciales historiadas. Ercole confió la realización de su Breviario a tres iluminadores. De los tres, el más moderno fue sin duda Matteo da Milano, que trabajó en el manuscrito en 1504. Matteo había llegado de Lombardía, probablemente gracias a la estrecha relación que se había desarrollado entre la corte de los Este y la de Ludovico Sforza, duque de Milán como consecuencia de su boda con Beatrice d’Este. Matteo da Milano emplea un lenguaje altamente innovador que se basa en las más recientes experiencias relacionadas con la miniatura, en la pintura lombarda-emiliana y elementos decorativos que toma prestados de los libros de horas de la escuela de Brujas y Gante. Otro gran artista del Breviario es el iluminador Tomasso da Modena, conocido sobre todo por la decoración innovadora del marco que rodea a la inicial, y donde combina joyas, camafeos, así como el naturalismo en la representación de la flora y la fauna. Se había especializado en la iluminación de manuscritos para clérigos de alto rango, como el papa León X y los príncipes reinantes de Italia como los Orsini en Roma, los Médicis en Florencia y los Della Rovere en Urbino.
También es a Matteo da Milano al que se le atribuye la última y magnífica fase de la miniatura vinculada al patrocinio de la casa de Este, y en la que se consolida un nuevo estilo al que se podría llamar protoclásico. Las impresionantes imágenes del Breviario y del Misal del duque Alfonso I d’Este – algunas miniaturas parecen verdaderas pinturas – ponen de manifiesto la formación milanesa del iluminador, donde combina elementos inspirados de Bramante, Giovanni Pietro Birago y Antonio da Monza, y otros elementos inspirados en la pintura ferraresa y emiliana de Ercole de’ Roberti, Francesco Francia y Lorenzo Costa, los dos últimos seguidores de Perugino. En el Libro de Horas del duque Alfonso, la última de las tres obras realizadas entre 1505 y 1512, y la última gran creación de la miniatura ferraresa, perlas, piedras preciosas y camafeos alternan con motivos antiguos como candelabros y grutescos. Además de las imágenes habituales de divisas y escudos de armas, aparecen figuras monstruosas y elementos naturalistas inspirados en la miniatura flamenca.
De Sphaera o la imagen del pensamiento científico en el Renacimiento
El códice titulado De Sphaera es un tratado escrito en el siglo XIII por el científico Inglés, llamado Sacrobosco, y valioso documento de contenido científico. Una historia didáctica de la astronomía (una de las cuatro Artes Liberales, el Quadrivium) que fue adoptada por las principales universidades medievales del mundo occidental como la Sorbona de París, donde había sido escrito, y donde Sacrobosco enseñó durante muchos años. Se convirtió en el libro de texto de introducción a la astronomía de todos los estudiantes desde principios del siglo XIII hasta finales del siglo XVI. Más tarde, De Sphaera fue copiado numerosas veces (se hicieron al menos 30 ediciones incunables) como esta edición de 1472 de los príncipes de Ferrara, conocida como la Sphaera estense. El famoso iluminador Christoforo de Predis representa diversas áreas de la vida cotidiana durante el Renacimiento. Las escenas giran en torno al tema central de la obra, es decir, los planetas. Además, el conocimiento astronómico de la época se presenta en forma de mapas, antepasados de nuestros mapas celestes. Este delicioso códice con sus decoraciones arquitectónicas contemporáneas y sus pequeñas figuras en perspectiva ilusionista, muestra que el artista se había impregnado de las tradiciones del gótico tardío o gótico internacional, en particular, del arte franco-flamenco.
De acuerdo con la concepción medieval, las actividades humanas están sometidas a la influencia de los planetas. Aquí, los artistas e intelectuales se han puesto bajo la influencia de Mercurio, mientras que, según la tradición, se consideraban hijos de Saturno: un hombre de letras en su escritorio; relojeros y fabricantes de instrumentos de precisión; un pintor ejecutando un tríptico; un escultor procediendo al acabado final de una gran estatua en bulto redondo; armeros y fabricantes de armaduras: los objetos de este tipo pertenecían a una producción técnica y artística que gozaba de gran prestigio como el constructor de órganos y otros instrumentos musicales.