Brujas, núcleo cultural
Aunque los Países Bajos borgoñones se administraban desde Lille, la ciudad de Brujas (centro de comercio internacional), no sólo representaba el epicentro económico de esta región fuertemente poblada e industrializada para su tiempo, sino también su núcleo cultural.
El lujo con el que se rodeaban los duques de Borgoña que los ricos burgueses flamencos y casas principescas europeas se esforzaban en imitar, era financiado principalmente por los ingresos que proporcionaba la región de Flandes, y los créditos cada vez más considerables otorgados por muchos banqueros italianos establecidos en Brujas. Mientras que en el siglo XIV, muchos artistas flamencos seguían yendo a trabajar a París, en el siglo XV, dos de los artistas más innovadores de París a finales del siglo XIV, Juan de Bondol, quien trabajó para Carlos V el Sabio y Felipe el Atrevido, y Jacob Coene, provienen de Brujas, donde habían empezado probablemente su actividad. Sus obras permiten hacerse una idea del clima artístico en la ciudad flamenca medio siglo antes de la llegada de Jan van Eyck. Brujas ejerce la mayor atracción cultural de todo el noroeste de Europa. Orfebres, bordadores, escultores y pintores extranjeros, entre ellos Jan van Eyck, Hans Memling y Gerard David, crean allí obras admiradas más allá de las fronteras del ducado. Mientras tanto, en conventos e iglesias parroquiales, dependientes hasta 1560 del obispado de Tournai, puede escucharse la música de grandes polifonistas flamencos como fueron Guillaume Dufay y Gilles Binchois. Situada en el centro de la ciudad, en el distrito del Bourg, la iglesia de los duques de Borgoña, la colegial Saint-Donatien, es uno de los principales focos de este desarrollo musical. Brujas es una de las residencias favoritas de Felipe el Bueno, que reinó desde 1419 a 1467. Fue allí donde organizó el capítulo del Toisón de Oro en 1432 y en 1468 la eligió como escenario de la boda de su hijo Carlos el Temerario con la princesa inglesa Margarita de York.
Después de la muerte de Van Eyck, el taller de Brujas permanece activo durante unos años bajo el liderazgo de su hermano Lambert. El retablo La Virgen y el Niño con santa Bárbara, santa Isabel y Jan Vos, encargado por el abad del monasterio de la Cartuja de Val-de-Grâce de Brujas es un ejemplo de una tabla «póstuma », producida por el taller después de la muerte del maestro.
Cuando el comitente, el monje cartujo Jan Vos dejó sus funciones antes de instalarse en otro convento, toma este retablo y deja en su lugar una copia encargada a Petrus Christus, conocida como la Virgen de Exeter hoy en Berlín.
El retrato en Petrus Christus tuvo su punto culminante en Retrato de una joven, hoy en Berlín, que realizó alrededor de 1455. En toda la obra de Petrus Christus se evidencia la influencia de Rogier van der Weyden. Después de la muerte de Van Eyck, Petrus Christus se convirtió en el pintor más popular entre las colonias de comerciantes extranjeros de Brujas, y muchas de sus obras más famosas pasaron a manos de italianos y españoles. Su pintura encuentra un eco temprano en el sur de Italia, sobre todo en Antonello da Messina.
Las pinturas de Memling son una síntesis feliz de los dos protagonistas del arte flamenco: Jan van Eyck y Rogier van der Weyden. La pintura de Memling contribuirá en una parte esencial a la eclosión a finales del siglo XV, de un canon pictórico que va a dominar el arte de Brujas durante mucho tiempo. Una de las obras más ambiciosas de Memling, el Tríptico de Juicio Final, fue encargado en 1467 por Angelo Tani representante del Banco Médicis en Brujas y destinado a su capilla en la abadía de Fiesole en Italia. A partir de 1474 o 1475, Memling trabaja en un conjunto impresionante de retablos para el venerable Hospital de San Juan y su comunidad de laicos, un conjunto único que encuentra su punto culminante en el famoso Relicario de Santa Ursula. Un tercio de la obra que hoy conocemos de Memling consta de retratos. El Díptico de Maarten van Nieuwenhove, por la complejidad de la organización del espacio, es probablemente el más ambicioso ejemplo de pintura flamenca y donde se pone de manifiesto la aportación innovadora de Memling al retrato europeo.
Se puede apreciar el extraordinario desarrollo de la técnica, gracias a la pintura al óleo que permitía la aplicación de varias capas transparentes, lo que da este aspecto de verdad pictórica.
Encargado para el altar mayor de la iglesia del hospital que acababa de ser construida (el retablo aún está allí), Memling toma claramente prestado de las obras de Van Eyck: la Virgen entronizada sobre un dosel de brocado delante de un columnata semicircular está flanqueada por Juan el Bautista y Juan Evangelista – los santos patronos del hospital – y santa Catalina y santa Bárbara. Llama la atención la minuciosa representación de los suntuosos brocados en la vestimenta y demás accesorios.
Se trata de uno de los pocos ejemplos de retrato femenino pintados por Memling, el más renombrado retratista flamenco. Cuando ya había introducido el paisaje de fondo que gustaba particularmente a sus clientes italianos, aquí Memling utiliza sólo un fondo tradicional neutral. No se sabe quién es la dama del retrato y su nombre ya había quedado en el olvido a finales del siglo XVI cuando se añade la inscripción Sibylla Sambetha.
Después de la muerte de Hans Memling, Gerard David, nacido en Holanda en 1455, se convirtió en el artista más destacado de Brujas. Sin duda, es uno de los primeros pintores flamencos antes de Joos van Cleve y Quentin Massys o Metsys, a haber sido influenciado por la pintura italiana (aunque no sea necesario suponer un posible viaje a Italia). Esto se manifiesta principalmente en un sfumato entonces desconocido en Brujas, que se convirtió en uno de los rasgos característicos en la abundante producción de colaboradores y alumnos del maestro, como las obras atribuidas a Isenbrandt que se caracterizan por colores cálidos, intensos, y también un delicado sfumato italiano.
La mayor parte de las obras del Maestro de la Santa Sangre, influenciado principalmente por la pintura de Amberes donde se formó y Quentin Massys, no fueron hechas sobre encargo sino para ser vendidas en el mercado del arte, que conocía desde finales del siglo XV una expansión fulgurante.
Tournai, Arras y Valenciennes
En el Suroeste de los territorios dominados por el ducado de Borgoña, en Hainaut y Artois la ciudades de arte son Tournai, Arras y Valenciennes. La antigua ciudad episcopal de Tournai, enclave francés en los Países Bajos borgoñones, no sólo era un importante centro eclesiástico: la economía y la vida cultural estaban en pleno auge. El río Escaut las conecta directamente a otras grandes ciudades flamencas y brabanzonas como Gante y Amberes, con las que mantienen intensos intercambios culturales. En la región de Artois, el principal centro artístico es la ciudad de Arras, cuya producción, sin embargo, parece haber sido eclipsada por Robert Campin y la escuela de Tournai. Robert Campin, cuya obra se ha agrupado bajo el nombre de Maestro de Flémalle produjo retablos como el de la Virgen de la Abadía de Saint-Vaast cerca de Arras, considerada su obra maestra. Admirados por los participantes en las conversaciones de paz entre Francia y Borgoña (tratado de Arras), esos retablos proporcionaron al pintor varios encargos de la corte borgoñona. Otro pintor que trabajó en Borgoña, fue Jacques Daret quien en 1468, él y sus asistentes, participaron en Brujas en la realización de las espléndidas decoraciones efímeras y entradas con ocasión de la fastuosa boda del hijo y heredero de Felipe el Bueno, Carlos el Temerario con Margarita de York. Recién salida de la sombra de Robert Campin y Van der Weyden la obra de Jacques Daret va a ejercer, desde sus talleres de Arras, una gran influencia en la miniatura y escultura de Tournai.
Como la ciudad de Tournai, Valenciennes es en el siglo XIV un importante centro artístico. Allí nació André Beauneveu, y es probable que también fuera allí donde Robert Campin aprendiera los fundamentos de su oficio. Pero no será hasta mediados del siglo XV que aparecerá en Valenciennes un artista cuya fama como miniaturista y pintor sobre tabla atraviesa las fronteras regionales. Se trata de Simon Marmion, originario de una familia de pintores de Amiens, se estableció antes de 1458 en la ciudad, donde participó activamente en la fundación de la Cofradía de San Lucas. Los postigos del retablo de la Abadía de San Bertin en Saint-Omer, encargado por Guillaume Fillastre constituyen la principal obra del pintor. El pintor Jan Provoost, originario de Mons, fue sin duda uno de los principales colaboradores del taller de Marmion.
Gante
Si Brujas, ciudad cosmopolita y centro de comercio internacional era además un importante foco cultural, había otros centros artísticos dispersos por todo el territorio de Flandes. La alta concentración de zonas urbanas, junto con una infraestructura bien desarrollada a lo largo de ríos y rutas, fueron factores decisivos para el desarrollo de las artes en los Países Bajos borgoñones del siglo XV y principios del XVI. En Flandes, en el siglo XV, Gante se erige como un centro artístico influyente siguiéndole de cerca Lille e Ypres. Aunque menos abundante, la producción artística de Gante es tan intensa como la de Brujas, a pesar de que en el siglo XVI los iconoclastas destruyeron innumerables retablos en aquella ciudad. Sabemos que Hubert van Eyck murió allí en 1426, mientras trabajaba en el políptico del Cordero Místico, completado por su hermano menor Jan van Eyck. Habrá que esperar hasta el siglo XV para identificar otros dos grandes artistas, Justo de Gante, cuyo su talento superó las fronteras de Flandes (trabajó en la corte intelectual y artística de Federico da Montefeltro en Urbino) y Hugo van der Goes, cuyas obras dan una idea de la brillantez artística de la ciudad más grande de Flandes. Su talento le permitió recibir encargos importantes de la burguesía, el clero, la nobleza, y especialmente de los comerciantes italianos establecidos en Brujas. El Tríptico de la Adoración de los Pastores o Tríptico Portinari, para el banquero florentino Tommaso Portinari y destinado a su capilla familiar en Florencia, hizo furor en el panorama artístico florentino, entonces en plena renovación artística e intelectual y en el apogeo del movimiento humanista que llevó al Renacimiento.
En este retablo, el pintor revela un cierto conocimiento de la pintura de Van Eyck; sin embargo, Van der Goes eligió un encuadre audacioso que se suma a la monumentalidad de la composición.
La pintura flamenca no sólo tuvo un tremendo impacto en toda la pintura europea (sobre todo en Italia, Francia, Aragón y Castilla), sino también en la pintura que se hacía en el Norte de Europa, cuya prestigiosa tradición artística dio como resultado un pintor como Durero; el genial pintor alemán que viajó por Italia, sobre todo a Venecia para aprender de los italianos, e hizo estancias en Flandes donde cayó extasiado delante de una obra de Hugo van der Goes en Brujas en 1521.
Hugo van der Goes (nacido alrededor de 1430, y miembro del Gremio de pintores de Gante en 1467), tuvo, en el conjunto de la pintura flamenca, una influencia comparable a la de Jan van Eyck y Rogier van der Weyden. La influencia de su obra es evidente en la pintura de Brujas y sobre todo en pintores anónimos como el llamado Maestro de la Leyenda de santa Lucía o el Maestro de las Escenas de la Pasión de Brujas.
Bruselas en la región de Brabante
En la región de Brabante, el centro más atractivo culturalmente era Bruselas. La capital del ducado, enriquecida por la industria textil ya era un importante centro de arte en el siglo XIV. En 1430, cuando la rama más joven de la casa de Brabante se extinguió a la muerte de Felipe IV, el ducado fue a Felipe el Bueno. Muy pronto, el Palacio de Coudenberg se convierte en una de las residencias favoritas del duque de Borgoña. Su presencia regular y la de su corte en aquella ciudad, contribuyeron significativamente al florecimiento cultural que Bruselas conoció en el siglo XV. En aquel momento era sin duda Rogier van der Weyden quien se llevaba la palma de los pintores de Bruselas. Fue nombrado Pintor de la Ciudad y como tal llevó a cabo las legendarias tablas de Justicia para el Ayuntamiento. El monumental Descendimiento de la Cruz, hoy en el Prado, realizado para la Guilda de los Alabarderos de Lovaina se situa entre las primeras obras conocidas de Van der Weyden. Los personajes ostentan, por un poderoso efecto plástico, la ilusión de una escultura policromada. En sus retratos, Van der Weyden se inscribe en la órbita de Robert Campin y de Jan van Eyck. Aunque nunca ostentó ningún cargo en la corte, la mayoría de los retratos que hoy se conocen de los Duques de Borgoña, están basados en modelos de retratos realizados por el pintor. El díptico de devoción privada (más pequeño y facilmente transportables) que consiste en una representación de la Virgen de medio cuerpo y el retrato del donante, respectivamente en cada una de las tablas, es sin duda, uno de sus inventos más importantes. Su discípulo Memling desarrolló esta fórmula en su magistral Díptico Maarten, realizado en 1487 en Brujas.
En la ciudad de Bois-le-Duc situada en el Norte de Brabante y desde el siglo XIV en pleno auge económico gracias al comercio de larga distancia de productos textiles, cuero y herrajes, en la plaza del mercado, todavía se encuentra lo que fue el taller de Hieronymus Bosch (El Bosco). Famoso por la iconografía inusual y enigmática de sus pinturas, mientras que la literatura antigua veía en la excentricidad del Jardín de las Delicias, la expresión de un pensamiento herético, investigaciones más recientes han demostrado que el universo visual de Hieronymus Bosch se hallaba enraizado principalmente en la tradición popular, la de los signos de los peregrinos, aunque tampoco le faltaron comitentes entre los dignatarios de la corte de Borgoña. Numerosas obras maestras de Hieronymus Bosch fueron a España donde su pintura era muy apreciada, especialmente por Felipe II que lo consideraba su pintor favorito.